Persons, Gods, and Law: The Person’s Legal Status within the Ontological Debate
Personas, dioses y ley: El estatus jurídico de la persona en el debate ontológico
Pessoas, deuses e lei: O estatuto jurídico da pessoa no debate ontológico
Resumen (es)
No fue hasta Santo Tomás que la condición de persona fue adscrita al ser humano y, específicamente, al hombre en sentido masculino. Durante los siglos XIX y XX el concepto de ser humano como persona se universalizó hasta atraer y absorber ante sí a todos los miembros de la raza humana y a ciertas entidades creadas por ella, como las empresas y organizaciones.
Sin embargo, revisando culturas antiguas, es posible encontrar una concepción distinta sobre la persona, dado que había ideas y cosas que adquirían personalidad por el tipo de relación que entablaban con el ser humano, una relación comunicacional más que jurídica. En esta relación se asignaban rasgos de trato igualitario, como sucede en la actualidad con las personas naturales y jurídicas. Dentro de esas relaciones, se puede observar que en la Grecia antigua había una representación de los dioses como personas, no tanto por la imagen antropomórfica que los describía, sino porque era posible establecer relaciones de reciprocidad entre humanos y dioses. Estas formas de relación pueden hacernos conocer las maneras en que se les adscribía personalidad, aunque no habitasen el mundo material.
Este artículo no tiene la intención de analizar a la persona desde las concepciones legales actuales, sino volver a los fundamentos de ella antes de que hubiera sido captada por el derecho, convirtiéndola en un título adscrito por el acuerdo jurídico político de una nación; los fundamentos de la persona en un sentido holístico se encuentran en los escritos que dan cuenta de las relaciones entre humanos y dioses en Grecia, con el único fin de volver a la persona como relación y no como mera adscripción jurídica. Esto es, de encontrarle un fundamento ontológico e histórico que da cuenta de su poderosa significación, superior a su reconocimiento normativo.
Resumen (en)
It was not until Thomas Aquinas that the status of personhood was attributed to human beings, and specifically, to man in the masculine sense. During the 19th and 20th centuries, it was also attributed to the human race and even to certain entities created by humans, such as companies and organizations.
However, by examining ancient cultures, one can find a different conception of person, in which ideas and objects acquired personality through the kind of relationship they established with the human being—a communicative relationship rather than a juridical one. Such relationships assigned traits of egalitarian treatment, as is the case today with natural and juridical persons. Within these relationships, it is observable that in Ancient Greece the gods were represented as persons, not so much because of their anthropomorphic image, but because reciprocal relationships could be established between humans and gods. These forms of relationship help us understand the way personality was attributed to them, even though they did not dwell in the material world.
This article does not aim to analyze the concept of personhood from the perspective of current legal conceptions, but rather to return to its foundations before it was absorbed by law and transformed into a title granted by the political-juridical agreement of a nation. The foundations of personhood, in a holistic sense, are found in writings that describe the relationships between humans and gods in Greece, with the sole aim of restoring the notion of the person as a relationship rather than merely a legal attribution. That is, to find for it an ontological and historical foundation that attests to its powerful meaning beyond its normative recognition.
Resumen (pt)
Foi somente com Santo Tomás que a condição de pessoa foi atribuída ao ser humano e, especificamente, ao homem no sentido masculino. Durante os séculos XIX e XX, o conceito de ser humano como pessoa se universalizou até atrair e absorver todos os membros da raça humana e certas entidades criadas por ela, como empresas e organizações.
No entanto, ao revisar culturas antigas, é possível encontrar uma concepção diferente sobre a pessoa, uma vez que havia ideias e coisas que adquiriam personalidade pelo tipo de relação que estabeleciam com o ser humano, uma relação comunicacional mais do que jurídica. Nessa relação, eram atribuídos traços de tratamento igualitário, como acontece atualmente com pessoas físicas e jurídicas. Dentro dessas relações, pode-se observar que na Grécia antiga havia uma representação dos deuses como pessoas, não tanto pela imagem antropomórfica que os descrevia, mas porque era possível estabelecer relações de reciprocidade entre humanos e deuses. Essas formas de relação podem nos fazer conhecer as maneiras pelas quais lhes era atribuída personalidade, embora não habitassem o mundo material.
Este artigo não tem a intenção de analisar a pessoa a partir das concepções jurídicas atuais, mas sim voltar aos fundamentos da pessoa antes de ela ter sido capturada pelo direito, transformando-a em um título atribuído pelo acordo jurídico político de uma nação; os fundamentos da pessoa em um sentido holístico encontram-se nos escritos que relatam as relações entre humanos e deuses na Grécia, com o único objetivo de voltar à pessoa como relação e não como mera atribuição jurídica. Ou seja, encontrar um fundamento ontológico e histórico que explique seu poderoso significado, superior ao seu reconhecimento normativo.
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