Un mundo hecho de memes
Resumen (es)
Afuera está oscuro, es domingo y una nueva cuarenta comienza en mi barrio al norte de Bogotá. Las noticias del país y el mundo, como siempre, no son nada buenas, los medios titulan con su habitual y despreciable amarillismo: Masacre en Cali, Crisis económica mundial, Terrible pandemia azota el globo, Devastadora explosión en Beirut; las imágenes y las palabras pasan unas tras otras mientras deslizo el dedo por la pantalla del celular, justo antes de que mi masoquismo me lleve a la rutina de Twitter: ávido de indignación leo los comentarios y trinos de algunos conocidos y de miles de extraños, todos se insultan, todos se agreden, nadie escucha; es imposible no sentir algo de desazón al ver como la democracia ha sido tergiversada, exagerada, caricaturizada y convertida en un lánguido foro en el que cualquier persona borracha de opiniones habla y pontifica desde el púlpito de su ignorancia acerca de cualquier tema, cualquier persona, cualquier destino, sin el más mínimo pudor.