La corrupción en Colombia
Resumen (es)
El 25 de septiembre de 1828 el ilustre colombiano, abogado y letrado Francisco de Paula Santander junto con su recua de secuaces penetran en el Palacio de San Carlos gritando a los cuatro vientos “viva la libertad, muerte al tirano”, pero… si Santander no estuvo en la nefanda noche septembrina, ¿Cómo así?, perdón, perdón, Santander ordenó, cuerpo ausente, alma presente y como el paráclito divino: omnisciente, observó, escuchó, y sintió en sus manos la sangre de los guardias muertos en el complot…bolívar que de santo no tenía nada, y que según Marx era el “Napoleón de las retiradas” se salvó aquella noche, pero no le ampararía la providencia más de dos años, muriendo en santa marta el 17 de diciembre de 1830… ¿Qué paso con el asesino?, fue electo presidente. “Colombianos, las armas os han dado la independencia, pero solo las leyes os darán la libertad”; premisa que tanta injusticia y esclavitud provee y proveerá, sarta de abogados colombianos, paridores de leyes, se convirtió en costumbre el elegir a los asesinos, pero con nombres distintos, la muerte es el género, el denominativo es la especie: senadores, paramilitares, presidentes, guerrilleros, populistas, católicos… uribes, Ordoñez, santofimios.