ART�CULO PRODUCTO DE LA INVESTIGACI�N.

 

 

 

La relaci�n escuela - comunidad: un an�lisis desde la teor�a de sistemas a nueve experiencias de Am�rica Latina

Jos� Dar�o Herrera 1

 

Recibido: 13-03-2016

Aceptado: 05-05-2016

 

 

RESUMEN

 

 

Este art�culo busca contribuir a la comprensi�n de la relaci�n escuela- comunidad. Se examinaron nueve proyectos implementados en las dos �ltimas d�cadas en Latinoam�rica cuyo prop�sito constitu�a articular experiencias de desarrollo de base con el trabajo escolar. El estudio concluy� que existen iniciativas y acciones en las que el campo del desarrollo de base puede aportar al mejoramiento de la educaci�n; es importante diferenciar entre impacto directo o indirecto al hablar de�� las incidencias que desde un campo se puede hacer sobre el otro; las experiencias trabajan directa o indirectamente sobre desarrollo de base y educaci�n al situarse frente a una problem�tica que los articula y que hace parte de las necesidades de los territorios; se percibe una tendencia macro: el desarrollo de base al servicio de la educaci�n, m�s que la educaci�n en funci�n del desarrollo de base y el aporte que los modelos pedag�gicos pueden hacer a la cualificaci�n del capital social.

 

 

Palabras clave: Desarrollo de base, educaci�n, comunidad.

 

 

 

 

 

 

 


1.       Doctor en Filosof�a de la Universidad Nacional de Colombia. Autor de Pensar������ la educaci�n, hacer investigaci�n (2013), La comprensi�n de lo social. Horizonte hermen�utico de las ciencias sociales (2010) y Comanche, Comandante del Cartucho (1995). L�nea de investigaci�n: Gesti�n educativa y pol�ticas p�blicas. Universidad de los Andes. Facultad de Educaci�n. Profesor Asociado. Calle 18 A N� 0-19 Este. Correo: [email protected]

Tel�fono: 339 49 99 ext. 3077


 

 

 

SchoolCommunityRelations:anAnalysisFromthetheory of Nine Systems Experiences from Latin America

 

ABSTRACT

 

 

This article seeks to contribute to the understanding of the relationship school community. There were examined nine experiences implemented in last two decades in Latin America which intention constituted to articulate base development experiences with the school work. It was concluded that: there are initiatives and actions in which the field of base development can contribute to the improvement of education; Itis important to distinguish between direct or indirect impact to speak of incidents that can be made from a field on the other; the experiences working directly or indirectly on base development and education to��� be facing a problem that articulates them and makes part of the needs of the territories; a macro trend is perceived: the base development at the service of education more than the education according to the base development and the contribution that the pedagogical models can be made to the qualification of social capital.

 

 

Keywords: Base development, education, community.

 

 

RESUMO

 

 

Este artigo busca contribuir com a compreens�o da rela��o entre a escola e a comunidade. Para isso, foram examinadas nove experi�ncias implementadas nas �ltimas duas d�cadas na Am�rica Latina cujo prop�sito constitu�a articular experi�ncias de desenvolvimento de base com o trabalho escolar. O estudo concluiu que: existem iniciativas e a��es nas que o campo dodesenvolvimento de base pode contribuir�� ao melhoramento da educa��o; � importante diferenciar entre impacto direto ou indireto ao falar das incid�ncias que desde um campo pode fazer sobre o outro; as experi�ncias trabalham direta ou indiretamente sobre desenvolvimento de base e educa��o ao se situar frente a uma problem�tica que os articula e que faz parte das necessidades dos territ�rios; se percebe uma tend�ncia macro: o desenvolvimento


 

 

 

 

de base ao servi�o da educa��o mais que a educa��o em fun��o do desenvolvimento de base e a contribui��o que os modelos pedag�gicos podem dar � qualifica��o do capital social.

 

 

Palavras-chave: Desenvolvimento de base, educa��o, comunidade.

 

 

 

Introducci�n

De acuerdo con el Informe de la Situaci�n Educativade Am�ricaLatinay el Caribe (UNESCO, 2013), la regi�n Latinoamericana �ha presentado un desarrollo importante en las �ltimas dos d�cadas, el crecimiento econ�mico ha sido sostenido�� (p. 124). Hubo signos de mejor�a en lo que respecta a las condiciones de vida de la poblaci�n y un significativo progreso en cuanto a la alfabetizaci�n y acceso a la educaci�n. Sin embargo, de acuerdo con el informe, �la desigualdad social es una caracter�stica relevante en la regi�n y representa el principal desaf�o a hacer frente� (UNESCO, 2013, p. 57), situaci�n que afecta la consecuci�n de las metas propuestas por la UNESCO para el siglo XXI. Problemas como la pobreza y el lento desarrollo social de varias comunidades afectan la calidad de la educaci�n recibida por los sectores m�s pobres de la sociedad. Asimismo, las diferencias en la calidad de los procesos educativos est�n ligadas a razones �tnicas, nivel socioecon�mico, zona de residencia y de g�nero, (UNESCO, 2013, p. 57) aspectos que sobrepasan los objetivos de las pol�ticas educativas.

 

En este contextoyenpartecomoconsecuenciadelaincapacidadde la pol�tica p�blica para enfrentar las desigualdades estructurales, desde los a�os 90 la responsabilidad por la calidad de la educaci�n ha sido compartida entre el estado y otros actores sociales (Gajardo y Puryear, 2003). Padres, organizaciones comunitarias y organizaciones no gubernamentales, han jugado un papel importante en dicha tarea.

 

A partir de una encuesta aplicada por RedeAm�rica a las fundaciones���� y corporaciones sobre sus proyectos con escuelas y comunidades, se seleccionaron nueve de sus experiencias de trabajo de las �ltimas dos d�cadas en Latinoam�rica para un estudio de caso m�ltiple. Este art�culo pretende realizar una contribuci�n para entender la relaci�n Escuela-


 

 

 

Comunidad. Se enfatiza en los problemas que vinculan a las comunidades con la educaci�n, problemas que al decir de Niklas Luhmann (1998) pueden ser entendidos como �equivalentes funcionales� en la construcci�n del tejido social.

 

El art�culo se estructura en cuatro apartados:

I.       Tejido Social: Una Posibilidad para pensar las relaciones del Desarrollo de Base y la Educaci�n.

II.     Escuela y Comunidad

III.          Tipos de experiencias que articulan Desarrollo de Base y Educaci�n: Nueve casos en Am�rica Latina.

IV.    Problem�ticas Vinculantes

 

 

I.      Tejido social: una posibilidad parapensar las relaciones del desarrollo de base y la educaci�n

 

La noci�n de tejido social llama la atenci�n respecto de la interrelaci�n existente entre los distintos �mbitos de la vida social y ha sido empleada en nuestro contexto sobre todo por quienes se encargan de estudiar��� los efectos negativos que fen�menos como la violencia, la corrupci�n,la pobreza o el narcotr�fico tienen sobre el conjunto de la vida social;��� se habla entonces de la reparaci�n del tejido social. La met�fora, como puede verse, resalta la interconexi�n existente entre diversos aspectos de la vida comunitaria e invita a comprender la realidad social m�s como un entramado de relaciones que como la sumatoria de unidades aisladas unas de otras. Te�ricamente, la noci�n de tejido social se soporta en la teor�a de los sistemas sociales autorreferentes muy conocida hoy gracias a los trabajos del alem�n Niklas Luhmann (1998) a principios de los 80.

 

La intenci�n de Luhmann es ofrecer �una teor�a polic�ntrica y por consiguiente policontextual, en un mundo y una sociedad concebidos ac�ntricamente�(Luhmann, 1998, p. 11) paralocualdesarrollaunm�todo de an�lisis social que resalta las interconexiones y superposicionesentre variados aspectos de la vida social y que �l denomina el �m�todo funcional�. Este m�todo se propone frente a la cl�sica idea de entender lacienciacomo�conocimientodelosfen�menosporsuscausas�.El prop�sito de Luhmann (1998) es apartarse de la idea de que cada fen�meno espec�fico, por ejemplo, la deserci�n escolar, deba ser


 

 

 

 

explicado a partir de causas igualmente espec�ficas como la precaria

situaci�n econ�mica de las familias, para el caso.

 

En oposici�n aello, estepensadoralem�n, plantealaideade �equivalentes funcionales� que consiste en lo siguiente: una vez establecido un problema social, se determinan aquellos hechos sociales que aunque en apariencia sean distintos pueden ser tratados como posibles o deseables explicaciones. Es decir, si para el caso de la deserci�n escolar, se quiere establecer los posibles o deseables equivalentes funcionales, lo primero que se debe hacer es tomar la �deserci�n escolar� no como un �efecto� atribuible a una o varias �causas� sino como un �problema� que puede ser explicado y transformado a partir de m�ltiples opciones; todas ellas equivalentes en la medida en que est�n en funci�n de resolver o explicar el problema.

 

La novedad m�s importante en esta propuesta consiste en superar el determinismo que hace ver los fen�menos sociales como efectos de causas espec�ficas para entrar a comprenderlos como problemas que pueden ser explicados y transformados en la medida en que muchos otros hechos sociales, a veces, sin conexi�n clara desde el pensamiento causal, puedan ser asumidos en funci�n de su soluci�n o explicaci�n. Para el caso del ejemplo que se ha venido tomando, la novedad se podr�a ilustrar as�: mientras el pensamiento causal determina la causa o las causas que hacen que se presente la deserci�n escolar e insiste en modificar esa situaci�n para evitar esa consecuencia, el pensamiento �sist�mico� hace notar que cualquier otro aspecto de la vida social (la participaci�n en los grupos pastorales de la iglesia local, por ejemplo) sin conexi�n causal aparente con el fen�meno en cuesti�n, puede entrar a formar parte de la soluci�n del problema. Se pasa pues de considerar la realidad social como una gama de fen�menos determinados por causas a considerarla como un sistema din�mico que se articula de maneras a veces sorprendentes pero siempre en constante transformaci�n. En consecuencia, las relaciones causales pasan a ser pensadas como relaciones de posibilidad.

 


Para el caso de inter�s �la superposici�n entre los campos del desarrollo de base2 y la educaci�n� es decir, no se trata de establecer relaciones

2.       de acuerdo con RedEAm�rica (2007), el desarrollo de base es "la capacidad colectiva de las organizaciones comunitarias para poner en movimiento por s� mismas los recursos humanos, f�sicos y econ�micos disponibles en ellas y en su entorno, definir sus necesidades, identificar las alternativas de acci�n m�s viables para la superaci�n de sus problemas, e identificar, formular, ejecutar y evaluar planes, programas y proyectos de desarrollo. Tambi�n consiste en el incremento y cualificaci�n de la interacci�n de las organizaciones entre s�, y de �stas con los actores p�blicos y privados, de manera que se consoliden entornos favorables a sus iniciativas y a su participaci�n permanente en los asuntos p�blicos�. (p.10)


 

 

 

causales entre los dos sino m�s bien, y en un sentido muy cercano a los planteamientos de Luhmann (1998), de pensar relaciones de posibilidad. Los fen�menos sociales al ser considerados como problemas restituyen la generalidad que el esquema cerrado de la causalidad no dejaba pensar. La noci�n de tejido social resalta precisamente esto: la interconexi�n�� de todo con todo. Y al hacerlo, orienta nuestra mirada, no hacia la particularidad de cada cosa, sino hacia el sistema que lo explica y que permite pensar en su transformaci�n. Se resaltan las conexiones m�s que lo conectado, es m�s, las �partes� del sistema s�lo son comprensibles��� a partir de las conexiones existentes y posibles. A esto se refiere el adjetivo �autorreferentes� cuando se habla de sistemas sociales. Cada aspecto del sistema es comprensible a partir de las relaciones que el mismo sistema establece en su interior. La escuela, por ejemplo, s�lo puede ser comprendida y transformada por las m�ltiples funciones que toma dentro del sistema social. Su comprensi�n est� dada por el lugar que ocupa dentro de las complejas y variadas relaciones que el sistema establece m�s que por la definici�n de unos objetivos o prop�sitos hechos de espaldas a los contextos en los que funciona.

 

Es de inter�s destacar la noci�n de problema que propone la teor�a de Luhmann (1998), pues, como se ver� m�s adelante, esta noci�n juega un papel central en las experiencias que vienen pensando las posibles relaciones entre desarrollo de base y educaci�n. La noci�n de problema dice Luhmann (1964) es un �criterio de referencia abstracto� que permite vincular muchos aspectos de la vida social como �equivalentes funcionales�, es decir, que permite asociar los m�s diversos aspectos de la realidad social en torno a algo. Es justo aqu� que cobra tanta importancia la noci�n de problema.Ya se ha dicho que esta noci�n restituye el car�cter de generalidad que tienen todos los fen�menos sociales, pues ata�en a todo el sistema; se debe decir, ahora, que el concepto de problema sirve como criterio para ordenar la complejidad de lo social.

 

Hacer visible el tejido social supone entonces emplear este tipo de criterios abstractos a los que se refiere Luhmann (1998) pero la selecci�n de estos criterios no puede hacerse de espaldas al tejido social que se est� analizando. Esto significa que no cualquier criterio puede ser utilizado y que es necesario prestar atenci�n a aquellos temas que presentan alguna relevancia para los distintos agentes del tejido social. Si se establece por ejemplo la deserci�n escolar como un problema, se hace suponiendo, ya que este tema es interesante para aquellos que habitan el contexto que se busca estudiar.


 

 

 

 

Una vez establecido el problema �deserci�n escolar�, el paso a seguir consiste en establecer las posibles relaciones de este problema con los m�ltiples aspectos de la realidad social. Aparecer�n entonces en un diagrama o en un mapa el criterio ordenador (deserci�n escolar) y en torno a �l distintas l�neas que expresan a su vez las relaciones existentes o posibles entre ese problema y las dem�s partes del sistema. Si se ubica otro criterio, por ejemplo, el maltrato infantil, los equivalentes funcionales expresados en el primer diagrama tomar�n otro sentido en funci�n del nuevo problema. Incluso puede resultar que aparezcan otros �mbitos de la realidad social que no aparec�an en el primer diagrama, la inspecci�n de polic�a para poner un caso. La complejidad entonces de un sistema va apareciendo en la medida en que se determinen problemas y se tracen relaciones. Si se superponen varios diagramas de este tipo, la imagen que resulta al final se parece a un tejido.

 

Expuesta as�, la noci�n de tejido social resulta m�s �til para comprender lasrelacionesexistentesyposiblesentreeldesarrollodebaseyeducaci�n. No se trata de establecer relaciones de causalidad, es decir, de saber si tal aspecto del desarrollo de base causa tal efecto en la educaci�n o de sital aspecto de la educaci�n causa tal efecto en el desarrollo de base; se trata de ver ambos campos como partes de un sistema en el que cada parte puede ser comprendida solo por referencia a las otras. Asimismo, las posibilidades de transformaci�n tienen que ver justamente con el poder establecer nuevas relaciones. Es precisamente esto lo que buscan las experiencias que intentan articular lo que sucede en la escuela con lo que sucede en las organizaciones de base.

 

Antes de entrar en las experiencias, se mencionar� brevemente el campo tem�tico en el que vale la pena su an�lisis.

 

II.     Escuela y comunidad

 

Los estudios sobre la relaci�n entre la escuela y la comunidad (Trilla, 1995, 1999; Merino, 2005, 2008; Fern�ndez, 2009) se clasifican en dos modelos: Escuela Clausurada y Escuela Abierta. En la primera, la escuela tiende a cerrarse sobre s� misma como un espacio ajeno al contexto que toma de �l s�lo aquello que necesita y funciona ignorando su entorno sociocultural. La escuela clausurada se cierra sobre sus propias l�gicas de trabajo curricular y crea una cultura escolar completamente aislada


 

 

 

de la cultura social (Fern�ndez, 2009). En el segundo modelo, la escuela se involucra con el entorno tanto como es posible (Trilla, 1995, 1999), incorpora el conocimiento de la comunidad y participa activamente dentro de ella transformando sus din�micas (Trilla, 1999). La expresi�n "la escuela en la comunidad y la comunidad en la escuela" expresa el reto actual de desarrollar una escuela abierta al entorno, equitativa e inclusiva, frente al anacronismo que significa el modelo de la mal denominada "escuela tradicional" de corte racionalista y clausurada sobre s� misma (Fern�ndez, 2009). Ahora bien, a pesar de que el inter�s por superar la brechaentrelas comunidades ylasinstitucioneseducativas, ladisociaci�n entre la escuela y la vida cotidiana de los estudiantes contin�a siendo un problema central para la educaci�n (Garc�a, 2005; Parrilla, 2002; Booth, 2000).

 

En este sentido, los estudios sobre las relaciones entre la comunidad������ y la escuela resaltan la importancia de aumentar las oportunidades de aprendizaje fuera de la escuela, e indican la necesidad de vincular los sistemas formales y no formales de educaci�n para mejorar los procesos de aprendizaje de los estudiantes (Torres, 2001, Durston, 1995, Herrera, 2005). Si bien, una escuela abierta a su contexto posibilita mejores aprendizajes, el modelo de escuela abierta tambi�n reta a que las escuelas se hagan cargo de muchas necesidades de sus contextos, en palabras de Fern�ndez (2009) �el desaf�o de cambio apuntado requiere que la escuela se abra a la sociedad haci�ndose cada vez m�s permeable a la misma en la doble direcci�n de permeabilidad hacia fuera (escuela hacia el entorno) y de permeabilidad hacia dentro (entorno hacia la escuela), puesto que es en la sociedad donde el hombre vive y en donde se generan sus necesidades socio-educativas� (p. 34).

 

Dichoas�,laescuelaseconvierteenunainstanciaderedefinici�n��� y reconstrucci�n social de las culturas locales. En la investigaci�n elaborada con nueve de las experiencias de la organizaci�n RedEAm�rica de las �ltimas dos d�cadas, se identificaron tres tipos de trabajo y cuatro problemas vinculantes. A continuaci�n se presentan esos resultados.


 

 

 

III.   Tiposdeexperienciasquearticulandesarrollo de base y educaci�n: nueve casos en Am�rica Latina

 

Las organizaciones que participaron del estudio fueronseleccionadas de entre las m�s de 140 experiencias de las �ltimas dos d�cadas en Latinoam�rica, vinculadas a RedEAm�rica de acuerdo con los siguientes criterios: la articulaci�n tanto con actores locales como con los planes locales de educaci�n, la participaci�n de organizaciones de base y las metas establecidas. Por lo tanto, estas nueve experiencias incluyen la participaci�n de organizaciones de base en el desarrollo educativo de sus contextos. En la siguiente tabla se especifican el pa�s, el programa,�� y la organizaci�n, miembro de RedEAm�rica, a cargo de cada una de las experiencias seleccionadas.

 

 

Tabla 1. Nueve experiencias en Latinoam�rica.

 

ORGANIZACI�N

PA�S

PROGRAMA

Arcor

Argentina

Oportunidades educativas y comunitarias

Minetti

Argentina

Juntos por la educaci�n

Hedging Griffo

Brasil

Programa CRESCER

Camargo Correa

Brasil

Todos por la educaci�n

Smurfit

Colombia

Instituto t�cnico ITAF

Fundaci�n Corona

Colombia

Fondo Focus

Empresarios por la educaci�n

Colombia

Modelos escolares para la equidad

Fundaci�n Falconbridge

Rep�blica Dominicana

Programa de apadrinamiento de escuelas

Wong

Ecuador

Sistema de aprendizaje tutorial (SAT)

Fuente. Propia

 

 

Las experiencias documentadas adoptan distintos enfoques de acci�n en torno al desarrollo de base y educaci�n, y definen de diferentes formas su participaci�n en los programas y proyectos que dinamizan, de acuerdo con las problem�ticas sobre las cu�les buscan incidir y los procesos que buscan consolidar. Sin embargo, se encuentra que las experiencias pueden responder a tres formas predominantes de trabajo que aunque no se excluyen entre s�, plantean en su implementaci�n formas espec�ficas de trabajo en el campo de desarrollo de base y la educaci�n:


 

 

 

1. Experiencias que tienen por objetivo que las comunidades mismas definanlasproblem�ticaseducativaspresentesensuterritorio�� y que, a partir de ellas, generen pr�cticas de desarrollo de base ligadas a la participaci�n en escenarios de construcci�n de pol�ticas p�blicas.

2. Experiencias que tienen por objetivo apoyar el trabajo pedag�gico que realizan las instituciones escolares en las comunidades.

3.   Experiencias que tienen por objetivo incidir en la apertura y

cualificaci�n de ambientes educativos en las comunidades.

A continuaci�n se describir� de una manera m�s detallada estos tres tipos de experiencias en el campo del desarrollo de base y la educaci�n.

 

Primer tipo de experiencia: la participaci�n de la comunidad en la construcci�n de una agenda de pol�tica p�blica para la incidencia en las problem�ticas educativas del territorio

 

En este tipo de trabajo se pueden ubicar las siguientes experiencias:

Oportunidades Educativas Comunitarias.

Fundaci�n Arcor (Argentina), Juntos por la Educaci�n, Fundaci�n Minetti (Argentina), Fondo FOCUS, Fundaci�n Corona, (Colombia) y Programa Todos por la Educaci�n, Instituto Camargo Correa (Brasil).

 

Estas experiencias se caracterizan, en su conjunto, por apuntar a la construcci�n de espacios de concertaci�n y de articulaci�n de esfuerzos transectoriales para solucionar las problem�ticas educativas del territorio, las cuales no se entienden solamente como problem�ticas ligadas a la instituci�n escolar, sino que se definen desde un contexto m�s amplio relacionado con el desarrollo de los ni�os y ni�as, y la constituci�n del �mbito comunitario como un espacio social para la construcci�n y protecci�n delainfancia. Por estaraz�n, lasexperienciasaqu�relacionadas se caracterizan porque promueven que las comunidades realicen sus propios diagn�sticos sobre la situaci�n educativa local a partir de un problema central: las condiciones de vida de los ni�os y las ni�as. De este modo, se construye una mirada sobre lo educativo que no s�lo considera al ni�o y a la ni�a en relaci�n con el espacio escolar, sino que se pregunta por las formas de socializaci�n propias del territorio a partir de las cuales se construyen las identidades y se forjan los aprendizajes en la infancia.

 

Se trata, entonces, de una perspectiva de trabajo que se enfoca en que las comunidades generen y gestionen diversas estrategias o dispositivos


 

 

 

 

de socializaci�n que incidan en la calidad de vida de los ni�os ylas ni�as. Por ello es esencial, en este tipo de intervenci�n, la construcci�n por parte de las comunidades y la capacidad para trabajar con distintas organizaciones sociales, p�blicas y privadas, de tal manera que las necesidades educativas del territorio formen parte de una agenda de pol�tica p�blica, que articule los esfuerzos y recursos de los diversos actores sociales.

 

En este sentido, las experiencias pueden adelantar, como en el caso del programa Todos por la Educaci�n del Instituto Camargo Correa, acciones de formaci�n al profesorado con el fin de incidir a trav�s de ellos en el mejoramiento de las condiciones de vida de los ni�os y ni�as, o acciones de trabajo pedag�gico conj�venesenuncontextoextraescolar.De la misma manera, en el caso del programa Oportunidades Educativas Comunitarias, el programa Juntos por la Educaci�n y el programa Fondo FOCUS de la Fundaci�n Corona crean estrategias de articulaci�n a nivel local, para generar acciones sustentables frente a las necesidades de los ni�os, ni�as yj�venes ycrear condiciones para elevar el nivel de vidade las comunidades desde proyectos socioeducativos (Ancor yMinetti, , 2006; CEPyD, 2001; Corona, 2004).

 

As� pues, el acompa�amiento delosprocesosdedesarrollodebase se caracteriza por tener procesos de identificaci�n y mapeado de las organizaciones sociales presentes en el territorio y convocatoria a los actores sociales y procesos deformaci�nentemasrelacionadoscon la autogesti�n de las organizaciones de base: planeaci�n estrat�gica, formulaci�n, implementaci�n y evaluaci�n de proyectos, manejos de presupuestos, consecuci�n de recursos. Asimismo, por contar con el apoyo a las comunidades en la identificaci�n de las problem�ticas ligadas a un tema transversal al desarrollo de base, como la infancia. De la misma manera, con procesos de formalizaci�n de espacios locales para la incidencia en pol�ticas p�blicas y promoci�n de alianzas en torno a temas transectoriales y procesos de investigaci�n, evaluaci�n, sistematizaci�n y difusi�n de las experiencias de desarrollo de base.

 

Segundo tipo de experiencias: el fortalecimiento de las instituciones escolares

 

En este tipo de trabajo se pueden ubicar las siguientes experiencias: proyecto Modelos Escolares para la Equidad, Fundaci�n Empresarios por la Educaci�n (Colombia), Institutos T�cnicos Agropecuarios y Forestales,


 

 

 

Fundaci�n Smurfit. (Colombia) y Apadrinamiento a Escuelas, Fundaci�n

Falconbridge. (Rep�blica Dominicana).

 

A diferencia del primer tipo de experiencias, este segundo tipo focaliza su trabajo en la instituci�n escolar. Esto es, que desde las organizaciones socialesseapoyaalaescuelaenlaresoluci�ndelasproblem�ticaseducativas que le son inherentes (fracaso escolar, deserci�n, bajos aprendizajes), o se apunta a fortalecer la escuela y los procesos pedag�gicos escolares para convertirla en un actor clave para el desarrollo de las comunidades. En contraste con las experiencias ubicadas en el primer tipo, que focalizan su trabajo en el mejoramiento de las condiciones de vida de la infancia, el punto focal de estas experiencias son los aprendizajes escolares.

 

Por esta raz�n estas experiencias buscan empoderar a las instituciones educativas a trav�s de la articulaci�n de dos formas de gesti�n: la gesti�n pedag�gica y la gesti�n del contexto. La gesti�n pedag�gica implica la implementaci�n de modelos pedag�gicos y de estructuras curriculares que posibilitan el di�logo de las pr�cticas escolares con el contexto sociocultural de los estudiantes. La gesti�n de contexto, por su parte, articula la oferta cultural de las comunidades a los procesos pedag�gicos escolares.

 

As� pues, la gesti�n pedag�gica se realiza de dos formas, cada una de las cuales hace �nfasis en alg�n aspecto de la instituci�n. O bien se insiste en las din�micas del aula de clase o se enfatiza en crear las condiciones institucionales que mejoren las din�micas de aula. En el caso de los ITAF, tiene que ver con el dise�o e implementaci�n de propuestas curriculares y planes de estudio, el desarrollo de materiales did�cticos, procesos de formaci�n del profesorado, de acompa�amiento in situ a proyectos pedag�gicos y el mejoramiento de los espacios f�sicos de la escuela.���� Se trata, entonces, de que las aulas incorporen la vida y los saberes de las comunidades como factores de aprendizaje de los ni�os, ni�as y j�venes. La articulaci�n de los saberes escolares con los saberes de las comunidades se convierte as� en un elemento que favorece la retenci�n de los ni�os y ni�as en el sistema escolar y que promueve, al mismo tiempo la participaci�n de los ni�os, ni�as y j�venes en las comunidades (Smurfitkappa, 2014).

 

En el caso del proyecto MEPE, los actores escolares participan en un proceso de caracterizaci�n de la realidad de la instituci�n escolar,con el fin de levantar una l�nea de base y de dise�ar proyectos tendientes


 

 

 

 

a transformar los procesos pedag�gicos e institucionales. El modelo dise�ado por el proyecto entra en di�logo con el contexto y con las pr�cticas y saberes que hist�ricamente se encuentran presentes en la instituci�n escolar y se hace operativo a trav�s de los actores escolares mismos: directivos, profesores, estudiantes, padres de familia. (Empresarios por la Educaci�n, 2010). En el caso del programa de Apadrinamiento de escuelas de la Fundaci�n Falconbridge, la gesti�n se concentra en la renovaci�n y puesta a punto del espacio f�sico en el que funciona la instituci�n escolar a la vez que se capacitan a profesores, coordinadores y estudiantes.

 

La gesti�n de contexto es complementaria a la gesti�n pedag�gica y responde, igualmente, a la particularidad de las experiencias desarrolladas. En el caso de los ITAF y del Programa de Apadrinamiento de Escuelas, la gesti�n de contexto busca sensibilizar a la escuela frente a la realidad de las comunidades y convertirla en un factor de desarrollo de base. La escuela se vuelve as�, una instancia clave para la organizaci�n de las comunidades, pues convoca a los actores comunitarios para movilizarse en torno a la educaci�n de los ni�os, ni�as y j�venes.

 

La escuela opera, entonces, como un espacio p�blico para la identificaci�n de problem�ticas educativas, y para la construcci�n y concertaci�n de propuestas que buscan incidir en la realidad educativa de la comunidad. A diferencia del anterior tipo de experiencia, que moviliza a las organizaciones de base para incidir en la agenda de pol�tica p�blica, este tipo de experiencias moviliza a los actores comunitarios desde la escuela. En este sentido, la escuela se convierte en un espacio de organizaci�n para las comunidades desde el cual se busca la interacci�n con otras instancias sociales que pueden incidir, de manera conjunta, en la calidad de los aprendizajes de los ni�os, ni�as y j�venes. (Smurfitkappa, 2014; Falconbridge, 2005).

 

Tercer tipo de experiencia: la apertura y cualificaci�n de ambientes

educativos en las comunidades

 

En este tipo de trabajo se pueden ubicar las siguientes experiencias: Sistema de Aprendizaje Tutorial SAT, Fundaci�n Wong (Ecuador) y Educaci�n Interdimensional, Programa Crescer (Brasil).

 

Este tipo de experiencia se diferencia de los otros dos en que su trabajo se encuentra orientado hacia la construcci�n de ambientes sociales favorables para el desarrollo de los actores comunitarios, apunta a resolver


 

 

 

necesidades educativas de los entornos comunitarios que respondan a las particularidades de los contextos. Por ello no operan simplemente como espacios complementarios a las instituciones formales de educaci�n, sino que buscan suplir bien sea la ausencia de estas instituciones en los contextos, o la falta de pertinencia de sus propuestas para el desarrollo comunitario. En este sentido, las intervenciones se pueden dar en dos sentidos:

 

Uno de ellos es posibilitar nuevas interacciones entre los actores comunitarios mediadas pordispositivospedag�gicosquerespondena las necesidades educativas del contexto. Es el caso del SAT, que a trav�s de los Planes de Acci�n Comunitaria logra establecer conexiones entre los procesos productivos de las comunidades y los aprendizajes de los actores comunitarios. En este caso, el SAT configura una estrategia pedag�gica alternativa a la escuela para potenciar el desarrollo de los actores comunitarios y favorecer su permanencia y arraigo en el contexto rural. (Wong, 2002)

 

El segundo es generar experienciaseducativasinnovadorasatrav�sde organizaciones de base. Este es el caso del Programa CRESCER que favorece la creaci�n de itinerarios educativos en las comunidades quese constituyen como un conjunto de oportunidades educativas que desencadenan experiencias de aprendizaje para los sujetos (Hedging Griffo, 2007).

 

Al igual que en el segundo tipo de intervenci�n descrito anteriormente, las experiencias que se ubican en este tipo de intervenci�n implementan un modelo pedag�gico. Sin embargo, la diferencia aqu� es que los modelos pedag�gicos que se proponen no se pliegan a las finalidadesde la educaci�n escolarizada, sino que apuntan a la estructuraci�n de experiencias educativas en espacios propiamente comunitarios.

 

El trabajo de las experiencias documentadas puede ubicarse as� en una matriz te�rica. Por una parte, los elementos estructurales de los campos de la educaci�n y el desarrollo de base; por otra los problemas, que desde el punto de vista del actor social son problemas a trabajar, pero que desde el punto de vista del analista se convierten en posibilidad de explicaci�n de la configuraci�n del tejido social. La ubicaci�n de cada experiencia se debe a su relaci�n directa con uno o varios de los elementos estructurales as� como la atenci�n a una o varias de las problem�ticas evidenciadas durante el estudio.


 

 

 

 

Tabla 2. Matriz de ubicaci�n de las experiencias.

 

 

 

 

 

Desarrollo de base

 

Educaci�n

 

 

Problem�ticas del territorio

 

Organizaci�n de las comunidades

 

Capital social

 

Participaci�n

 

Saberes

 

Curr�culo

 

Pr�cticas pedag�gicas

 

 

 

 

 

 

 

 

Socializaci�n y aprendizajes de los ni�os,

ni�as y jovenes

Formaci�n de subjetividades pol�ticas

 

 

TPE

 

CRSAT FOCUS ITAF

 

CR

 

CR

 

Formaci�n de capital social

 

OEC FOCUS

MEPE OEC TPE FOCUS JPE

 

FOCUS JPE

SAT FOCUS TPE SAT ITAF

 

SAT ITAF

 

TPE SAT ITAF

 

Construcci�n de ambientes de aprendizaje

 

 

OEC ITAF

 

 

TPE JPE

 

 

TPE

CRSAT FOCUS ITAF ADE

TPE CR SAT MEPE ITAF ADE

CRSAT MEPE FOCUS ITAF ADE

 

Aprendizaje de c�digos disciplinares

 

 

 

CR SAT ITAF ADE

TPE CR SAT ITAF ADE

TPE CR SAT ITAF ADE

 

 

OEC: Oportunidades educativas y comunitarias. Fundaci�n Arcor. JPE: Juntos por la educaci�n. Fundaciones Arcor y Minetti. TPE: Todos por la educaci�n. Instituto Camargo Correa. FOCUS: Fondo FOCUS. Fundaci�n Corona. MEPE: Modelos escolares para la equidad. ITAF: Institutos t�cnicos agropecuarios y forestales. Fundaci�n Smurfit. SAT: Sistemas de aprendizaje tutorial. Fundaci�n Wong. CR: Programa Crescer. Instituto Hedging Griffo. ADE: Programa Apadrinamiento de escuelas. Fundaci�n Falconbridge.


 

Nota. Recuperado de Desarrollo de base y educaci�n. Informe Final por la Fundaci�n Empresarios por la Educaci�n (2008).

 

 

 

Hasta aqu� se ha hecho una descripci�n de las experiencias de trabajo y se han identificado tres tipos de experiencias que se diferencian entre s� por su �nfasis y estilo. Sin embargo, se han se�alado al inicio del art�culo, que los problemas del territorio son los que permiten la articulaci�n entre desarrollo de base y educaci�n. No se debe olvidar que el concepto de problema, en Luhmann (1998) es un criterio de referencia abstracto. Los problemas son por ello transversales y por lo mismo, generales, a las experiencias documentadas.


 

 

 

IV.      Problem�ticas vinculantes

La formaci�n de los sujetos

 

Una lectura atenta de las experiencias permite percibir que todas apuntan a configurar procesos de construcci�n de subjetividad, tanto en los ni�os, ni�as y j�venes como en los actores del desarrollo de base, desde tres dimensiones. Una dimensi�n pol�tica, es decir, de construcci�n del sujeto como ciudadano participativo, una dimensi�n local, de reconocimiento de la pertenencia del sujeto al territorio, y una dimensi�n personal, es decir, de construcci�n del sujeto como identidad.

 

La formaci�n de los sujetos, en este sentido, se realiza en dos �mbitos de socializaci�n pol�tica que tienen lugar en las experiencias. En primer lugar, aparecen los procesos de socializaci�n pol�tica de los ni�os, las ni�as y los j�venes, que se movilizan en una perspectiva enfocada a que los derechos de los ni�os tengan reconocimiento en las comunidades. Se trata pues, de la construcci�n de la infancia en el contexto de las comunidades, como una forma diferenciada de actuaci�n social frente a los adultos, por lo tanto con posibilidades pol�ticas espec�ficas y con necesidades educativas que no s�lo ata�en a la instituci�n escolar. Podr�a decirse que, de manera expl�cita o impl�cita, las experiencias conciben la educaci�n como un factor crucial para la construcci�n de las identidades pol�ticas de la infancia y la juventud. De esta forma, la educaci�n no posee s�lo una connotaci�n de movilidad social para los sectores marginados, sino que se impulsa una mirada sobre lo educativo como espacio de construcci�n de identidades y de interacciones y permite a los ni�os, ni�as y j�venes comprender sus realidades e incidir en ellas de manera significativa.

 

Paralelo a esta perspectiva sobre la infancia como actor diferenciado en las comunidades, aparecen entonces, en las experiencias, componentes que apuntan a la construcci�n de la subjetividad pol�tica de los actores comunitarios a trav�s de la conformaci�n y fortalecimiento de las organizaciones de base ydelestablecimientodepuentesypuntosde conexi�n con otros actores sociales: con el Estado, con la empresa privada, con otras organizaciones.

 

La formaci�n de capital social

 

El capital social supone la presencia de redes y estructuras sociales que se traducen en v�nculos de solidaridad entre los sujetos, en normas, en


 

 

 

 

un acumulado de experiencias y aprendizajes sociales que orientan la acci�n colectiva y en lazos y puentes que posibilitan el flujo de recursos y conocimientos entre diversas instancias sociales. En este sentido, el capital social aparece cuando las comunidades logran formalizar en cierto grado su capacidad de acci�n colectiva.

 

Una parte importante de las acciones que ponen en juego las entidades que promueven el desarrollo de base articulado a la educaci�n tienen que ver con la constituci�n de una capacidad en las comunidades para comprender sus problem�ticas en un contexto m�s amplio que aquel que, ligado al marginamiento, las interpreta como la simple presencia de carencias y deficiencias que deben ser suplidas por agentes externos a las comunidades. La formaci�n del capital social se presenta, entonces, cuando las comunidades se organizan en torno a las dificultades o problem�ticas educativas que presenta el contexto, para solucionarlas desde una perspectiva que implica la corresponsabilidad frente a los procesos educativos. Primero, como actores en las experiencias mismas y no s�lo como sus beneficiarios, es decir, como agentes de desarrollo de las comunidades, que al apropiar los espacios de participaci�n que se abren a trav�sdelosproyectos,decantancada vez los aprendizajes y competencias que les permiten entrar en interlocuci�n con otras instancias sociales. Segundo, comoagentesque movilizan a otras instancias sociales y a otras organizaciones en funci�n de construir soluciones a las problem�ticas educativas que se presentan.

 

La construcci�n de ambientes escolares y extraescolares que favorezcan los aprendizajes de los ni�os y ni�as

 

Esta problem�tica tiene que ver con la ausencia sentida en las comunidadesdedispositivosdesocializaci�nquemoviliceneldesarrollo del territorio y que generen redes solidarias entre los ni�os, las ni�as,los j�venes, los adultos y las organizaciones sociales. Como tal, esta problem�tica se presenta en dos formas. Por un lado, las instituciones escolares, que representan para las comunidades el espacio educativo por excelencia, se restringen a una labor pedag�gica centrada en los saberes escolares, pero sin consecuencias para la socializaci�n de losni�os y ni�as desde perspectivas que losvinculenalterritorio.Porotro lado, el territorio mismo no cuenta con espacios de socializaci�n definidos por una acci�n pedag�gica intencionada,esdecir,inscritaen una propuesta educativa propia de las comunidades que permita


 

 

 

tramitar las dificultades que se presentan en los contextos, tales como

la drogadicci�n, el alcoholismo, el maltrato.

 

Frente a esto, las experiencias documentadas muestran que las intervenciones en el desarrollo de base y la educaci�n no se pueden reducir a la implementaci�n de acciones de refuerzo y apoyo a las pr�cticas pedag�gicas escolares, sino que tienen que ver, en una medida importante, con la configuraci�n de espacios para que los ni�os, las ni�as y los j�venes tengan acceso a la cultura y a la recreaci�n, y puedan, a partir de ellos, construir formas de participaci�n y de incidencia en el desarrollo de sus comunidades.

 

A partir de las experiencias documentadas se configura, as�, una tendencia fuerte que liga las posibilidades de aprendizaje de los sujetos a la construcci�n de ambientes, antes que a la simple transmisi�n de conocimientos o a las capacitaciones. As� mismo, la construcci�n de los ambientes de aprendizaje postula a las organizaciones de base como agentes educativos que pueden dinamizar, a partir de sus propios saberes, experiencias de aprendizaje para otros actores comunitarios.

 

El aprendizaje de los c�digos o saberes escolares

 

Ahora bien, la escuela en s� misma comporta una problem�tica para el desarrollo de base. No s�lo por lo que se ha dado en llamar su actual crisis, sino sobre todo, por el potencial que representa para la construcci�n de tejido social, la organizaci�n de las comunidades y la socializaci�n de los ni�os, ni�as y j�venes. Desde el centro de esa crisis y de esas posibilidades, el aprendizaje de los c�digos o saberes escolares constituye una problem�tica para las comunidades, esto por tres razones primordiales: en primer lugar, los c�digos escolares ponen en contacto a los ni�os, ni�as y j�venes con un acumulado de experiencias y conocimientos de la cultura que rebasan sus �mbitos inmediatos de experiencia y que les pueden permitir construir formas de comprensi�n claves para establecer relaciones entre sus realidades m�s pr�ximas y las realidades m�s contextuales y globales. En segundo lugar,los aprendizajes de los saberes escolares�� se convierten en un factor importante de inclusi�n en las din�micas productivas, econ�micas, sociales y culturales de la sociedad, por lo que la ausencia de estos aprendizajes se traduce, de hecho, en formas de exclusi�n de las comunidades. En tercer lugar, porque la significatividad del aprendizaje de los saberes escolares para los estudiantes se vuelve un factor que permite contrarrestar la deserci�n escolar.


 

 

 

 

Por ello, las experiencias que se focalizan en la instituci�n escolar tienen como uno de sus ejes principales de acci�n los procesos de formaci�n del profesorado. La apertura y sensibilidad de la escuela hacia las problem�ticas del contexto local conlleva, desde las experiencias, acciones tendientes a cualificar los procesos de gesti�n escolar a partir de la participaci�n de los actores comunitarios en las decisiones que inciden en la calidad de los aprendizajes escolares.

 

Conclusiones

 

1.          Existe un abanico amplio de iniciativas y acciones en las que elcampo del desarrollo de base puede aportar al mejoramiento de la educaci�n tales como la construcci�n de ambientes de aprendizaje, el mejoramiento de pr�cticas pedag�gicas, la construcci�n de modelos educativos articulados al contexto, el fortalecimiento del capital social entorno al tratamiento de los problemas socioeducativos identificados y mayores niveles de participaci�n de las organizaciones de base en torno a las problem�ticas socioeducativas.

 

2.       Es importante diferenciar entre impacto directo o indirecto al hablar de las incidencias que desde un campo se puede hacer sobre el otro.As�, las experiencias de TPE y FOCUS, aunque en diferente medida, inciden directamente en las pr�cticas pedag�gicas de los docentes, pues trabajan con ellos en capacitaci�n o en apropiaci�n de nuevos materiales did�cticos, mientras que experiencias como JPE y OEC, si bien no trabajan directamente aspectos estructurales del campo de la educaci�n, indirectamente favorecen el mejoramiento de ellos.

 

3.        Se puede concluir, a partir de la noci�n de equivalente funcional de Luhmann (1998), que todas las experiencias documentadas trabajan directa o indirectamente los aspectos concernientes al desarrollo de base y a la educaci�n al situarse de cara a una problem�tica que los articula��� y que hace parte de las necesidades m�s sentidas de los territorios. El programa CRESCER, por ejemplo, que est� centrado en trabajar la formaci�n de sujetos desde el modelo de la educaci�n interdimensional, al enfatizar en las competencias para la formaci�n de ciudadan�a, aporta a elevar las potencialidades que un territorio puede tener para conformar organizaciones de base, cualificar su capital social y aumentar sus niveles de participaci�n en lo p�blico.


 

 

 

4.      Al leer el cuadro en su conjunto, pueden apreciarse cuatro tendencias en el trabajo que desarrollan las experiencias documentas:

 

-            Aquellas experiencias centradas en desarrollar un modelo pedag�gico y que por lo mismo intervienen de manera directa en los tres elementos estructurales del campo de la educaci�n (parte inferior derecha del cuadro), pero lo hacen vinculando a las organizaciones de base en alguna medida.

 

-   El trabajo transversal en torno a los ambientes de aprendizaje. En esta tendencia se evidencia la preocupaci�n, no s�lo de los modelos pedag�gicos sino de las organizaciones de base por ofrecerle a los ni�os, ni�as y j�venes adecuados ambientes de trabajo, incluso m�s all� de la escuela.

 

-El trabajo centrado en la formaci�n y cualificaci�n del capital social. Cinco experiencias de las nueve documentadas centran parte de sus esfuerzos en posicionar las problem�ticas educativas como parte de las agendas de lo p�blico y en elevar los niveles de interlocuci�n al interior de la comunidad al proponer la elaboraci�n de diagn�sticos participativos y de planes de trabajo conjuntos. Al hacer esto, las problem�ticas educativas se desescolarizan y pasan a ser asumidas como problem�ticas del territorio.

 

-    Cinco de las nueve experiencias se preocupan por el tema de los saberes que se trabajan en la educaci�n de los ni�os y ni�as. Esta tendencia demuestra la importancia que la pregunta por la pertinencia o no de los conocimientos que circulan en la escuela de cara a la formaci�n de sujetos que puedan responder a las necesidades locales y de cara a poder estructurar curr�culos acordes con las din�micas propias del desarrollo local.

 

5.         No obstante, le�do el cuadro en su conjunto se puede advertir una tendencia macro que consiste en poner el desarrollo de base al servicio de la educaci�n m�s que en situar el campo de la educaci�n en funci�n del desarrollo de base. Esto no quiere decir, como ya se ha dicho, quelos modelos pedag�gicos alternativos que trabajan muchas de las experiencias documentadas no promuevan indirectamente el desarrollo de base, lo que se quiere hacer notar es la prioridad que tienen las problem�ticas educativas sobre las problem�ticas del desarrollo de base.


 

 

 

 

6.       Finalmente, en torno a los modelos pedag�gicos se puede decir, que si bien el inter�s que mueve a un modelo pedag�gico para aproximar las organizaciones de base a su trabajo est� centrado en mejorar los saberes, en estructurar curr�culos m�s acordes con el contexto y en transformar las pr�cticas pedag�gicas, no se debe desconocer el gran aporte que estos modelos pueden hacer a la cualificaci�n del capital social y al mejoramiento de los niveles de participaci�n de las organizaciones de base con las que trabajan.

 

 

Referencias bibliogr�ficas

Arcor, F. (2006). Iniciativa Oportunidades Educativas Comunitarias. Documento de Trabajo.

 

Booth, A. J. (2000) Inclusion and exclusion policy in England: who controls the agenda? en F. Amstrong; D. Amstrong y L. Barton (eds): Inclusive Education. Policy, con texts and comparative perspectives, London, David Fulton Publishers.

 

CEPyD. (2001) Diagn�stico de la educaci�n general b�sica en la ciudad de C�rdoba. �Juntos por la Educaci�n� Recuperado de http://www.cepyd.org.ar/admin/ upload/1378404801_diagnostico_educacion.pdf

 

Corona, F (2004). Focus. Un programa que aprendi� de s� mismo. Bogot�, LitoCamargo Ltda.

 

Durston, J. (1995) La participaci�n comunitaria en la gesti�n de la escuela rural. En CEPAL/OEA/Ediciones Sur. Educaci�n, eficiencia y equidad. Santiago de Chile, LOM Ediciones Uda.

 

Empresarios por la Educaci�n, F (2008). Desarrollo de base y educaci�n. Informe final. Recuperado de http://fundacionexe.org.co/wp-content/uploads/2011/11/Estudio- desarrollo-de-base-y-educacion-Redeamerica.pdf

 

Empresarios por la Educaci�n, F (2010). ModelosEscolaresparalaEquidadMEPE.Una ruta para aplicarlos. Recuperado de http://fundacionexe.org.co/wp-content/ uploads/2011/11/MEPE-Una-ruta-para-su-aplicaci%C3%B3n.pdf

 

Falconbridge, F (2005). Informe Anual 2005. Recuperado de http://www. fundacionfalconbridge.org/memorias/memoria2005.pdf

 

Fern�ndez, J. V. M. (2009). La escuela centrada en la comunidad. Un modelo de escuela inclusiva para el siglo XXI. Revista Complutense de Educaci�n, 20(1), 33.

 

Garc�a, P. C. (2005). Educaci�n y diversidad. M�laga, Aljibe.


 

 

 

Gajardo, M. y Puryear, J. (2003) Formas y reformas de la educaci�n en Am�rica Latina.

Santiago, PREAL.

 

Hedging Griffo, F (2007) Relatorio de actividades Instituto Hedging Griffo 2006/2007- Recuperado dehttp://www.institutohg.org.br/siteihg/pdf/relatorio_IHG_2006-2007. pdf

 

Herrera, M. C. (2005). La construcci�n de cultura pol�tica en Colombia: proyectos hegem�nicos y resistencias culturales. Bogot�, U. Pedag�gica Nacional

 

Luhmann, N (1964) "Funktionale Methode und Systemtheorie", en Soziologische Aufkl�rung 1, pp. 31-53. Opladen, Westdeutscher.

 

Luhmann, N. (1998). Sistemas sociales: lineamientos para una teor�a general (Vol. 15). Santaf� de Bogot�, Anthropos Editorial.

 

Merino, J. V. (2005). Pedagog�a social y educaci�n social: reto de conocimiento y de acci�n para el siglo XXI, en J. Ruiz Berrio (Editor) Pedagog�a y Educaci�n ante el Siglo XXI, pp. 225- 251. Madrid, Universidad Complutense.

 

Merino, J.V. (2008) El movimiento de escuelas centradas en la comunidad. Cuadernos de

Pensamiento, 21, 221-264.

 

Parrilla, A. (2002). Acerca del origen y sentido de la educaci�n inclusiva. Revista de

educaci�n, (327), 11-29.

 

RedEAm�rica (2007) Acompa�amiento y cofinanciaci�n a procesos organizativos para el desarrollo de base.

 

Torres, R. M. (2001). Participaci�n ciudadana y educaci�n. Una mirada amplia y 20 experiencias en Am�rica Latina. Documento encargado por la Unidad de Desarrollo Social y Educaci�n (UDSE) de la OEA para su presentaci�n en la Segunda Reuni�n de Ministros de Educaci�n del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral. Recuperado de: http://www.unesco.org/education/efa/partnership/oea_document.pdf

 

Smurfitkappa, F (2014). Informe Anual 2014. Recuperado de http://www.smurfitkappa. com/vHome/co/Sustainability/Social/CommunityInvolvement/Documents/FSKC%20 Informe2014%20final.pdf

 

Trilla, J. B. (1995). La escuela y el medio: Una reconsideraci�n sobre el contorno de la instituci�n escolar. En Volver a pensar la educaci�n (Congreso Internacional de Did�ctica) (pp. 217-231). Fundaci�n Paideia.

 

Trilla J B. (1999). La ciudad educadora. De las ret�ricas a los proyectos. Cuadernos de

pedagog�a, (278), 44-50.


 

 

 

 

UNESCO (2013).Situaci�n Educativa de Am�rica Latina y el Caribe: Hacia la educaci�nde calidad para todos al 2015. Recuperado de http://www.unesco.org/new/fileadmin/ MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/images/SITIED-espanol.pdf

 

Wong, F (2002) Educaci�n. Recuperado de http://www.fundacionwong.org/educacion_ rural.php