Andrea Hernández Quirama**2
Johana Linares García***3
Héctor Mauricio Rojas Betancur****4
Resumen
La familia constituye el ámbito social fundamental de la organización del cuidado de la niñez y la adolescencia; aunque las nociones y los roles sobre el cuidado se han transformado de manera lenta, existen cambios importantes en la organización social del cuidado. Para la investigación, se definió el enfoque cualitativo, aplicando la técnica de entrevistas en profundidad a 47 cuidadores, 12 hombres y 35 mujeres, de la ciudad de Bucaramanga (Colombia). Se resaltan las diferencias en el cuidado en relación con cambios, significados, sentimientos y conflictos según sexo y posición social. Se concluye el mantenimiento estructural del cuidado en la familia y los roles asignados, con mayor carga de funciones para la mujer y el mayor involucramiento de los hombres en las funciones del cuidado de la niñez y la adolescencia.
Palabras clave: cuidado, niñez, adolescencia, familia.
Abstract
The family constitutes the fundamental social sphere of the organization of the care of children and adolescents; although the notions and roles on care have slowly transformed, there are important changes in the social organization of care. For the research, the qualitative approach was chosen, applying the technique of in-depth interviews to 47 caregivers, 12 men and 35 women, from the city of Bucaramanga (Colombia). Differences in care are highlighted in relation to changes, meanings, feelings and conflicts according to sex and social position. The structural preservation in family care and assigned roles is concluded, with a greater burden of duties for women and the greater involvement of men in the duties in child and adolescent care.
Keywords: care, childhood, adolescence, family
Resumo
A família constitui o âmbito social fundamental da organização do cuidado da infância e a adolescência; porem, as noções e os roles sobre o cuidado que tem se transformado de forma devagar, existem mudanças importantes na organização social do cuidado. Para a pesquisa, definiu-se o enfoque qualitativo, aplicando a técnica de entrevistas em profundidade a 41 cuidadores, 12 homens e 35 mulheres da cidade de Bucaramanga (Colômbia). Ressaltam-se as diferenças no cuidado em relação com mudanças, significados, sentimentos e conflitos segundo gênero e posição social. Conclui-se a permanência estrutural do cuidado na família e os roles designados, com maior carga de funções para a mulher e o maior envolvimento dos homens nas funções do cuidado da infância e da adolescência.
Palavras-chave: cuidado, infância, adolescência, família.
Introducción
La familia como institución social ha sido considerada el núcleo fundamental de la sociedad desde su visión más clásica, y se le ha atribuido la función básica de reproducción de la especie humana a través del cuidado para garantizar el desarrollo económico de las naciones (Puyana, 2012). Así es que el ser humano para mejorar sus condiciones de vida individuales y colectivas establece un contrato social (Rousseau, 2008), en el que se asignan roles que responden a las lógicas del patriarcado, lógicas en las que a los hombres se les atribuye la producción, propia del ámbito público, y a la mujer la reproducción, que se haya limitada al espacio de lo privado y se materializa en la familia (Durán y Valoyez, 2009).
No obstante, esta institución no es una sociedad natural, como planteaba Rousseau (2008, p. 9), sino una construcción sociocultural propia de un contexto determinado, que se transforma con el tiempo a causa de los acontecimientos sociales, políticos y económicos (Rivas y Rodríguez, 2008). Podría afirmarse que uno de los más grandes cambios en la familia se debe a la implantación del modelo neoliberal que aniquiló al Estado benefactor, el cual proveía beneficios a las familias para la crianza de los hijos y, por ende, llevó a la mujer a vincularse de forma masiva en el espacio de lo público expresado en el ámbito laboral (Puyana, 2012; Chacón y Tapia, 2017), con lo cual se esperaría redistribuir el cuidado, históricamente caracterizado por ser una labor “femenina y maternal” (Faur, 2014, p. 15). No obstante, “la organización social del cuidado es injusta y se convierte en sí misma en un vector de reproducción de la desigualdad socio-económica y de género” (Rodríguez y Marzonetto, 2015, p. 104), cuya característica es la distribución desigual y jerárquica que permanece en la esfera de lo doméstico (Pascale y Legarreta, 2016, p. 2).
En el siglo XXI, el cuidado de la infancia y la adolescencia sigue siendo protagonizado por las mujeres y está determinado por el estrato social al que pertenecen, por lo menos en el caso presentado a partir de la investigación realizada en la ciudad de Bucaramanga (Colombia). Siendo una ciudad intermedia que se constituye en ciudad región del nororiente colombiano, tiene una estructura patriarcal muy fuerte y conservadurista que contrasta con los nuevos contextos del cuidado articulado por las transformaciones culturales, como la postergación en la conformación de nuevas familias y las nuevas dinámicas económicas de los grupos familiares, pero conservando muchos rasgos de su funcionamiento (Gutiérrez, 1994). Aunque el cuidado se ha transformado, se conservan algunas prácticas del hogar de origen de las mujeres, como el tiempo de permanencia, reconocida por ellas como eje fundamental para garantizar el aprendizaje de normas de conducta elementales, lo cual se entiende como una función básica de la familia (Rojas y Linares, 2013), así como la gestión de cuidado y la provisión de precondiciones como la alimentación (Rodríguez y Marzonetto, 2015).
Metodología
El estudio de cuidado surge como una necesidad nacional de develar las tendencias en cinco de las principales ciudades del país, entre ellas, el Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB). Durante el primer momento, el equipo investigador guio la gestión de información secundaria a partir de las categorías marco del proyecto que emergen de la propuesta teórica de Razavi (2007) del diamante de cuidado, que consiste en arreglos institucionales para contribuir al bienestar de social, en especial de aquellos más vulnerables como las personas durante la niñez y la adolescencia. El estudio de caso realizado en el AMB se centra en aquellos aspectos estructurales del cuidado y mantenidos en el contexto regional en el cual la familia se ha construido como una configuración fundada básicamente desde el patriarcalismo y una fuerte estructura de clases sociales. Como caso, además interesan aquellos aspectos que se han modificado, en especial los relacionados con algunos cambios de roles en el cuidado y en la introducción del mercado como articulador de dichos cambios. El AMB actualmente constituye una importante zona metropolitana en Colombia que cuenta con una población de un poco más del millón de habitantes.
El proceso de investigación se dividió en tres fases, así: preparatoria, gestión de información primaria y analítica, desde un diseño flexible y cíclico, propio de los estudios cualitativos. Las categorías deductivas fueron familia, Estado, mercado y comunidad (Vega y Martínez, 2017), cada una en relación con la articulación sobre la dimensión material, emocional y moral propuestas por Martín (2008; tabla 1).
Fuente: Elaboración propia.
Además de las categorías, se indagó la composición del grupo familiar y se establecieron datos de identificación en los que se examina principalmente el estrato socioeconómico de la vivienda, entendido como un elemento transversal al proceso de análisis, al igual que el sexo y la posición social.
Muestreo y criterios de selección de la población
El tipo de muestreo fue no probabilístico por conveniencia acorde con los criterios de selección establecidos para cuidadores y menores de edad participantes. En la tabla 2, se sintetizan los criterios.
Tabla 2. Criterios de selección de la población
Fuente: Elaboración propia.
La posición social es una construcción propiadel contexto de la investigación que devela la dependencia e independenciaeconómica de los cuidadores. Se constituyóteniendo en cuenta el estrato socioeconómicode los entrevistados y la autonomíaeconómica de estos, configurándose comose muestra en la tabla 3.
Tabla 3. Posición social
Fuente: Elaboración propia.
La participación final involucró a 47 cuidadores en total, 12 hombres y 35 mujeres entre los 22 y los 65 años, de los cuales el 25,5 % habitan en estratos 1 y 2, el 49 % en estratos 3 y 4 y el 25,5 % en estratos 5 y 6. El 77 % de los actores clave son oriundos del departamento de Santander y el 23 %, aunque provienen de otros departamentos, han permanecido en el AMB por más de quince años. Los hogares de los participantes están en su mayoría compuestos por los padres y los hijos, de modo que el 64 % son familias de tipo nuclear, el 30 % familias extensas con presencia de abuelos maternos o paternos y los hijos y el 6 % monoparentales; se mantiene la tendencia en los hombres de garantizar la proveeduría económica con algunos matices de cuidado directo y gestión del cuidado. Por su parte, el 60 % de las mujeres entrevistadas, no solo se responsabilizan del cuidado directo, sino a su vez lo gestionan y son proveedoras de sus hogares.
Principales hallazgos
El análisis de la categoría familia estuvo guiado por la indagación de aspectos como los cambios en las formas de cuidar, los significados de cuidado, los estereotipos que se refuerzan en el cuidado de hombres y mujeres, las percepciones sobre el cuidado que ejercen las familias, los conflictos o desacuerdos que en el hogar se presentan por el cuidado de niños, niñas y adolescentes, los sentimientos y las preocupaciones contemporáneos de los cuidadores, la identificación de personas que intervienen en el cuidado y los cambios en las vidas de los cuidadores por desempeñar este rol (figura 1).
Figura 1. Categorías principales en la relación familia-cuidado.
Fuente: Elaboración propia.
Cambios en el cuidado
En una primera lectura, fue común encontrar que las mujeres asumieron que el cuidado depende en gran medida de su permanencia en el hogar, reflejando lo que Rodríguez y Marzonetto (2015) denominan “la injusticia en la distribución de las responsabilidades de cuidado” (p. 106), dado que se naturalizan capacidades de las mujeres para mantener un hogar, al considerarse que estas son consecuencia de la capacidad biológica para la maternidad. Además, se estima una labor no remunerada que implica dedicación de tiempo y que se relaciona directamente con la permanencia en el hogar, ya sea para realizar el cuidado directo asociado a la posición uno, ya sea para la gestión del cuidado como en la posición dos.
En cambio, las mujeres que se hallan en posición tres y cuatro, contrario a lo que ocurría en sus hogares de origen, no delegan el cuidado. Dado que las mujeres se insertan en el mercado laboral y expresan que, aunque existen limitaciones en el tiempo para compartir, procuran generar mayor cercanía.
Mi mamá tenía que trabajar mucho, entonces siempre nos dejaba con alguien a cargo, ya sea con mi abuela, o le pagaba a una señora. Yo la veía pero era al desayuno, almuerzo y la comida, tampoco la vi que me ayudara con las tareas, pues que yo recuerde, entonces creo que eso ha cambiado. Yo me la paso en la casa, llevo a las niñas al colegio, ahora no las recojo, pero las recogía, estoy superpendiente de las tareas, no le pago a alguien para que las cuiden. EP16_Mujer_Cuidadora_ESE3_P1
Paso más tiempo con él, porque, a pesar de que conmigo pasaron tiempo, no era tiempo de calidad. Mi mamá tenía una empresa dentro de la casa, entonces no compartía, nos vigilaba pero no nos cuidaba como tal. Entonces trato de que el tiempo que está conmigo realmente sea tiempo de calidad. EP15_Mujer_Cuidadora_ESE3_P3
Ahora bien, independiente de la posición social, existe un consenso en los padres y las madres, para quienes el cuidado implica una dedicación de tiempo que ellos no recibieron en sus hogares de origen. Esto puede ser entendido, según Carrasco, Borderías y Torns (2011), por la resignificación social de la niñez y la adolescencia que implica destinar más tiempo al trabajo de cuidar. En los hogares de origen, “era común la falta de sentimiento y el abandono de los menores” (p. 18).
Pues sí ha cambiado mucho porque cuando yo era pequeñita mi mamá trabajaba mucho y entonces a mí me cuidaban las empleadas del servicio. Sí ha cambiado mucho porque yo soy la que cuido a mis niñas. EP18_Mujer_Cuidadora_ESE6_P2
Ha cambiado todo. Porque mis papás nunca tuvieron tiempo para mí. En cambio, ahora yo, como ellos no me dieron tiempo a mí, yo ahora sí le dedico tiempo a mi hijo. EP7_Hombre_Cuidador_ESE2_P3
Las personas cuidadoras experimentan cambios en la forma como fueron cuidados y como cuidan actualmente. En su niñez, tuvieron un cuidado distante, sin muchas expresiones afectivas, se les dejaba solos en la casa de manera frecuente, ya sea por el trabajo de padre y madre, ya sea por actividades puntuales, o también era delegado su cuidado a terceras personas.
Cuando yo era niño, sentía que pasaba muchas horas completamente solo en la casa. Y con las niñas eso no ocurre, ellas, generalmente, no están solas, están en la casa con un adulto o en el colegio. EP11_Hombre_ Cuidador_ESE3_P3
Yo creo que como el tiempo que le he podido dedicar a mi hija comparado con el tiempo que nos pudo dedicar mi mami a nosotras, era muy limitado por el trabajo porque ella a la vez estaba en la universidad, entonces creo que yo he tenido más tiempo de compartir con mi hija. EP4_Mujer_ Cuidadora_ESE6_P4
Aunado a lo anterior, los avances en la comprensión del desarrollo cognitivo, físico y social de los seres humanos han llevado a considerar la expresión de afectividad en el núcleo familiar vital para el desarrollo integral de la niñez y la adolescencia, permitiendo ejercer una correcta autoridad sobre los hijos (Pi y Cobián, 2009). Los padres de ahora manifiestan cambios en la expresión del afecto durante el cuidado, así como en la comunicación y en las formas de castigo. Las relaciones entre los padres y los hijos se basan más en la compresión que en el maltrato físico.
Ha cambiado como la conciencia de la afectividad, del cariño, del amor. Sigue igual como la conciencia de que hay que corregir y no alcahuetear todo, sino corregir, pero corregir con amor, no a los golpes, sino, yo, por ejemplo, nunca le he pegado a mi hija, pero sí con una mirada ella entiende, soy firme y tiene normas, tiene reglas, es una niña juiciosa. A la hora de comer se tiene que sentar a comer juiciosa, pero, pues, nunca le pego, con una mirada o con hablarle fuerte ella entiende, o fuerte no, firme. EP14_Mujer_ Cuidadora_ESE4_P4
Significados de cuidado
El cuidado, entendido como el conjunto organizado de actividades para la atención de personas dependientes en un marco histórico y normativo de asignación y responsabilidad (Esquivel, Faur y Jelin, 2012), también hace referencia a las necesidades de existencia y reproducción de las personas, que involucra la provisión de las precondiciones y la gestión del cuidado (Rodríguez y Marzonetto, 2015).
Las aproximaciones conceptuales a la noción de cuidado develan una seria discusión que se ha desatado en el último siglo a causa de la crítica feminista a su naturalización y solapamiento en sentimientos maternales, negando el trabajo doméstico que históricamente se ha ligado y atribuido a las mujeres (Arango y Molinier, 2011, p. 17) y, por tanto, devela un patrón basado en la división sexual del trabajo, sumado a otras inequidades y desigualdades de género desde donde es posible el análisis de la distribución social de las responsabilidades del cuidado (Esquivel et al., 2012, p. 20).
Esta división sexual generalmente le implica a la mujer renunciar a su desarrollo económico y profesional, sobre todo cuando es madre soltera, es decir, cuando cumple el rol productivo y reproductivo. Sin embargo, anteponer el cuidado a la economía no es considerado por las mujeres como una pérdida, sino como una ganancia al permitirles brindar tiempo y cuidados a los hijos, entendidos como labores propias de las madres.
Para mí cuidar es felicidad, es tanta felicidad que acabo de renunciar a mi trabajo para dedicarme a ella, porque sentía una crisis en toda mi vida, yo trabajaba mucho, tenía dos trabajos, venía de un ritmo de trabajo intensísimo y cuando nació mi hija yo solo tuve dos meses de descanso entre comillas, porque soy contratista y tenía otros contratos y tenía que moverme y a los dos meses tuve que irme a trabajar, pero en ese momento también ella tiene una cirugía porque tuvo una enfermedad, hipertrofia del píloro, entonces me tocó parar todo, estuvo en cuidados intensivos, fue una época dura. Y entonces después seguí trabajando otra vez fuertemente y el año pasado cuando me di cuenta había días en que yo me levantaba estando dormida, me iba a trabajar, llegaba en la noche estando dormida, había días en que no la veía y eso me generaba a mí mucha tristeza, decir un día que mi hija no me vio, yo no la vi, entonces empecé a tomar conciencia sobre que eso me ponía triste y la felicidad no era trabajar. EP14_Mujer_ Cuidadora_ESE4_P4
Según Esquivel et al. (2012, p. 64), cuando las mujeres se hacen cargo de brindar afecto, desarrollar las actividades domésticas y ser las proveedoras económicas en sus hogares, asumen cargas excesivas que las ponen riesgo como a sus hijos. En este sentido, fue común encontrar que, más allá de las necesidades básicas, todas las mujeres entrevistadas refieren mayor preocupación por la dimensión emocional, moral y física, incluso el cuidado, la expresión de amor y afecto.
Es de pronto suplir todas las necesidades básicas que ella tenga, y pues no solamente en eso de la alimentación del cuidado, sino en el amor, para mí es fundamental decirle todo el tiempo a mi hija te amo, eres la mejor, puedes ser lo que quieras cuando seas más grande. EP24_Mujer_ Cuidadora_ESE2_P1
El cuidado es permanentemente las 24 horas en todo sentido, no solamente la necesidad básica, sino todo, en amor. EP41_Mujer_ Cuidadora_ESE6_P2
Cuidar significa para mí que esté bien en todo, en salud, en su parte emocional, que disfrute su infancia, jugar con él también hace parte del cuidado porque le estoy cuidando sus emociones. EP15_Mujer_ Cuidadora_ESE3_P3
Para los hombres, el significado de cuidado es asociado a orientarlos y brindarles elementos que les adviertan y protejan de posibles riesgos que representa la vinculación al escenario de lo público.
Cuidar es estar pendiente de que no tomen malos rumbos, en el aspecto del temor de que ellos se vinculen a consumir sustancias psicoactivas. Tanto el niño como la niña, por este asunto de las personas que les gusta hacerles bastante daño, como los violadores y todo eso, entonces yo creo que toca enseñarles, orientarlos. EP12_Hombre_Cuidador_ESE4_P3
Con lo anterior, se reafirma la postura de Molinier y Legarreta (2016), quienes definen el cuidado como un trabajo tangible que “implica, por tanto, considerar sus condiciones organizativas y materiales, es decir, ocuparse, lo que específicamente conlleva una división del trabajo” (p. 2).
No obstante, es importante resaltar que las mujeres, en especial las que habitan en estratos socioeconómicos bajos, refieren una preocupación por los contextos en que se desarrollan sus hijos, y a diferencia de los hombres, sus acciones están encaminadas hacia la permanencia en el hogar para garantizar su vigilancia y la limitación de las interacciones de los hijos fuera del hogar, más que en la orientación y el diálogo.
Sobre todo no dejarlos solos, no ser tan confiados a dejarlos en las casas o de pronto que estén mucho en un parque. También a la salida del colegio, o sea, nosotros, yo casi no dejo a los niños, o de pronto que vaya a la tienda o vaya donde la tía que vive al otro lado, yo le digo al más grande que vaya que yo estoy pendiente. EP20_Mujer_Cuidadora_ESE2_P1
Bueno, no sé si será que soy muy sobreprotectora, pero, por ejemplo, ella me dice que va a salir a dar una vuelta y yo le pregunto, y si no me dice para dónde va, de todas maneras yo la sigo, dice yo voy a tal parte, entonces que sea para tal parte, porque usted ya sabe que más tardecito voy por allá a preguntar, y yo me voy, porque para mí yo pienso que es como más la seguridad que la policía, y cuando uno los quiere, uno está pendiente de ellos, así a ellos no les guste. EP3_Mujer_Cuidadora_ESE1_P1
Lo anterior no implica que a las madres que habitan en estratos socioeconómicos más elevados no les interesen los procesos de relacionamiento que establecen sus hijos, por el contrario, es una preocupación latente pero menos acentuada, en la medida en que los contextos en los que se habita son diferentes y posiblemente el conflicto social es menos latente, además que se cuenta con recursos para pagar espacios clasificados por las familias, como seguros para la recreación, deporte, cultura y arte, en instituciones que contribuyen al cuidado.
La niña siempre desde los dos, tres años, siempre le hemos inculcado que tenga un deporte o que lo haga, arte o disciplina que le guste. Por ejemplo, le gustaba taekwondo hasta hace dos o tres meses que le empezaron a dar duro, pero digamos por ejemplo, si le gusta mucho el baile y el teatro y está en una academia de teatro y baile, y como le gusta sin presionarla ni nada, pero la disciplina que siga, eso le ayuda a que no tenga malas amistades o tome un mal camino. EP37_Mujer_Cuidadora_ESE6_P4
Estereotipos de género en el cuidado
Las familias, como agentes socializadores, ejercen la función de formación de identidad de sus individuos que se concreta a través del refuerzo de los estereotipos de género. Este tema ha sido controversial en la medida en que gracias a los movimientos feministas se ha reconocido la reproducción de las desigualdades de género en el ámbito familiar, caracterizado por perpetuar las relaciones de poder y subordinación (Cobo, 1995). Estos estereotipos “son en definitiva, más que fieles reflejos de una cultura y una historia […] que responde a las necesidades que tiene el contexto de mantener y preservar las normas sociales” (González, 1999, p. 83). En otro sentido, la socialización de género no es un aprendizaje que se realiza de una vez y para siempre, sino que se va construyendo en la medida en que transcurrimos por nuestras vidas (Esquivel et al., 2012, p. 120).
A través del cuidado, se refuerzan las ideas y creencias de los significados de ser hombre y mujer. Al respecto, se halló que los padres y las madres entrevistados manejan discursos con ciertos matices de igualdad. Fue constante que en sus narrativas gran parte de ellos expresaran que el cuidado no tiene diferencias por sexo en la medida en que tanto hombres como mujeres durante su niñez y adolescencia son vulnerables al entorno y se enfrentan a los mismos riesgos.
Siento que es la misma responsabilidad, es igual de difícil porque creo que a los dos géneros les pasa exactamente lo mismo, o sea, los pueden robar, los pueden violar, los pueden maltratar, o sea, siento que no hay ninguna diferencia, no creo que ¡ah! como es un niño dejémoslo salir, dejémoslo ir con cualquier persona, no, siento que también le toca a uno estar alerta y pues con las niñas, pues obviamente también porque uno siente que son más frágiles, pero a los niños también les pueden hacer el mismo daño, no hay una diferencia de género. EP16_Mujer_ Cuidadora_ESE3_P1
Yo pensaría que no hay diferencias, porque tanto los niños como las niñas son iguales de susceptibles o igual de débiles ante cualquier cosa ajena, o sea, el dolor va a ser el mismo pásele a un niño o a una niña cualquier cosa que le suceda, que sea violado, que sea raptado, torturado, cualquier cosa, o sea, tiene que ser igual porque igual el sentimiento es el mismo, o sea, a nadie le gusta estar lejos de su casa, entonces tiene que ser igual. EP2_Hombre_Cuidador_ESE3_P3
No, en la relación afectiva los niños deben ser igual de cargados de amor, igual tener correcciones y límites, deben tener pautas similares, son muy similares. EP14_Mujer_ Cuidadora_ESE4_P4
No obstante, aunque algunos de los actores refieren una igualdad en cuanto a los riesgos que puede representar para un infante o adolescente hombre o mujer su entorno, fue más frecuente que se refiriera mayor protección hacia las mujeres dada su vulnerabilidad histórica, por las relaciones desiguales de poder en las que impera la violencia, específicamente sexual. Por ende, los actores entrevistados de todas las posiciones sociales expresaron la necesidad de brindar mayor protección del entorno en que ellas se desarrollan. Especialmente fue una preocupación más explícita en los padres, lo que puede responder en gran medida a su rol tradicional, como el ser protector en el seno de una familia (Aguayo, Sadler, Obach y Kimelman, 2011).
Bueno, uno con esta sociedad, uno piensa que a las niñas hay que cuidarlas muchísimo más, porque son más vulnerables, desafortunadamente los derechos de las mujeres son más vulnerados que los de los hombres, debería ser equitativo decir, un niño o una niña se cuida igual, pero se ha visto que estamos empeorando, que los derechos de las mujeres son cada vez más vulnerados, entonces vemos casos de embarazos muy jóvenes, estamos viendo casos de maltrato físico, estamos viendo casos de muchas cosas que pueden estar afectando más a las mujeres y entonces pienso que a las mujeres toca cuidarlas más definitivamente, no solamente, el autocuidado, la protección, sino del ambiente, también hay que estar vigilando su ambiente, y a todo lo que se ven expuestas para que puedan llegar a un desarrollo de su personalidad y físico adecuado. EP10_Hombre_ Cuidador_ESE4_P3
Con las niñas son más protectores, sobre todo los papás, eso dice, por ejemplo, el papá de mi hija que él es más protector que si fuera un varón, lo dejaban más relajado, que él es más protector porque es la niña. EP14_Mujer_Cuidadora_ESE4_P4
Durante el proceso de investigación, se pudo constatar que en la sociedad contemporánea la crianza está marcada por los roles de género construidos culturalmente en el seno de una sociedad machista en la que impera el patriarcado, como es el caso de la sociedad santandereana (Gutiérrez, 1994). A la mujer se le atribuye mayor fragilidad, delicadeza y se promueve mayor expresión de las emociones, razón por la cual requieren mayor comunicación y afecto.
A la niña hay que enseñarle que sea más dulce, más cariñosa, que las niñas son más de hogar, más pegadas a la mamá y son más delicadas, más responsables y obedientes. EP38_Mujer_ Cuidadora_ESE4_P3
Con ellas toca hablarles como con más ternura o como con más cuidado, con ella me ha tocado hablarle como con más suavidad como las cosas más delicadas porque ella es una esponjita bien absorbente y ella como escucha dice, entonces con ella toca más suave la cosa. Y con los niños me ha tocado hablarles más duro. EP9_Mujer_ Cuidadora_ESE1_P1
Según las personas cuidadoras, las niñas, al ser “más delicadas”, tienden a ser menos conflictivas y más “obedientes” en comparación con los niños, que son más rebeldes y tienen expresiones más fuertes y agresivas.
Yo pienso que las niñas son como de más cuidado, pero que es como más fácil, porque son como más dóciles, no sé cómo explicarlo porque mi hermano tiene niño, y él siempre ha sido como muy rebelde, en cambio mi hija ha sido muy tranquila, es muy obediente, todos las que vienen acá dicen que ella no da que hacer. P44_Mujer_ Cuidadora_ESE4_P4
Digamos como lo que tiene que ver con la expresión afectiva y la expresión violenta, me parece a mí. O sea, a un niño se le censura llorar y se le promueve que tenga como una disposición más agresiva con las interacciones con sus pares y a una niña se le pide lo opuesto, se le permite que sea más expresiva en sus afectos, en el llanto y en ese tipo de cosas y también se le pide que no sea exageradamente agresiva con respecto a sus pares, porque es una niña. EP11_Hombre_Cuidador_ESE3_P3
Sentimientos generados por el cuidado
Entre los sentimientos que experimentan los cuidadores, se identifican dos subcategorías: sentimientos de satisfacción ante las actividades de cuidado y sentimientos ambivalentes asociados a las tareas del cuidado. Ambas subcategorías se vieron atravesadas por el sexo y por la posición social que está relacionada con la autonomía de los padres y las madres.
De manera general, las mujeres cuidadoras refirieron sentimientos ambivalentes en relación con el cuidado, se perciben alegría y orgullo en las tareas de cuidado, ante sentimientos asociados al cansancio, estrés y agotamiento relatados por las actividades que desarrollan para llevar a cabo satisfactoriamente esta tarea.
Los diversos sentimientos y temores que se asocian a las actividades de cuidado están permeados por los constructos sociales que se tienen de maternidad y paternidad. Precisamente, la maternidad entendida como un fenómeno natural, responsable de un cuidado de calidad, altruista, sacrificado y de tiempo completo, obedece al resultado de un largo devenir histórico que atraviesa procesos como la industrialización, la transición al capitalismo liberal, los valores dados a la infancia, la ideología de domesticidad, el discurso médico asociado a las teorías de higiene, nutrición y morbimortalidad, la expansión del trabajo fabril, entre otros (Carrasco, Borderías y Torns, 2011, pp. 16-22).
Este concepto entra en conflicto con la incorporación de las mujeres en actividades productivas y es motivo de estudio para varios autores, teniendo en cuenta el gran número de mujeres que trabajan actualmente y se debaten entre las actividades laborales y las domésticas; además, entra en contraposición con el constructo que prevalece del ideal de la madre.
Las mujeres que presentan autonomía económica (posiciones 3 y 4) expusieron sentimientos asociados al cansancio, la frustración y el estrés, a su vez, relacionados con la ausencia en el hogar por motivos laborales, el desarrollo de múltiples roles, las dificultades generadas por el encuentro de horarios de trabajo y de presencialidad en actividades de cuidado. Teniendo en cuenta que no se está cumpliendo con el precepto maternal de un cuidado directo de tiempo completo y con lo que se asume una buena madre debe ser, se perciben culpabilidad, coacción temporal y dificultades con las actividades de crianza.
Frustrada, porque nosotros somos los dos solamente, y a veces yo tengo que dedicarme también a mi profesión y a veces no tengo con quién dejarlo, entonces lo he tenido que dejar solo a veces, él va cumplir ocho años y siento que le he asignado responsabilidades para las que de pronto no estaba listo, pero que le tocó acomodarse porque esa es la realidad de nosotros. EP15_Mujer_ Cuidadora_ESE3_P3
Pues uno se siente bien cuando tiene tiempo, pero uno choca mucho porque el sistema actual ni social permite de manera tranquila estar pendiente de la niña. EP30_Mujer_Cuidadora_ESE6_P4
Las mujeres experimentan agotamiento por la doble jornada de trabajo, pues tienen, por una parte, la jornada laboral remunerada y, por otra, el cuidado de los hijos. Dado que el cuidado demanda atención permanente, las cuidadoras no tienen espacios de descanso, y pese a lo exhaustas que se encuentren, deben continuar.
Pues a mí me gusta asumir las cosas de mis hijos, a mí me gusta, pero si cuando hay días, semanas muy difíciles de trabajo, entonces uno llega a la casa que quisiera acostarse y levantar los pies y ya no más, pero, pues no, no se puede, entonces a veces sí uno siente como el cansancio, aunque en la noche cae uno como una morsa, a veces lo siento más por las mañanas porque uno siente que durmió pero no descansó, entonces no tiene el reparo, va es acumulando cansancio. EP35_Mujer_Cuidadora_ESE5_P4
Pero es que yo también trabajo y me toca entre el trabajo y la niña, y no es fácil porque me toca restar horas de sueño y dividirme, multiplicarme, pero eso es como lo difícil. Pero ver a la niña que se está formando ahí, yo me siento superorgullosa. EP37_Mujer_Cuidadora_ESE6_P4
Como resultado de las múltiples tareas, del desgaste físico y emocional, se presentan sentimientos ambivalentes: por una parte, satisfacción por la entrega a los demás y, por otra, agotamiento por las responsabilidades asumidas.
Entonces yo me siento muy bien, cansada, sí claro, a veces me doy cuenta de que no hice nada para mí, solo para ellos o para el trabajo, y sí se siente uno cansado, pero hay una cosa que sí se siente, y es este un impulso que lo hace hacer las cosas por más que esté cansado, como la responsabilidad, entonces uno no duda nada de lo que hace en pro de que salga bien, de hecho yo me cuestiono bastante en cosas y vivo pensando esto debo que corregirlo, esto debo mejorarlo, esto tengo que manejarlo de esta otra manera, y eso la cabeza le da a uno veinte mil vueltas, entonces se siente uno agotado mentalmente y físicamente porque eso demanda más tiempo de hacer actividades para el hogar. Pero realmente me siento bien, muy bien, plenamente. EP19_Mujer_ Cuidadora_ESE4_P4
En las mujeres que no tienen autonomía económica (posiciones 1 y 2), el cansancio y estrés se asocian con actividades relacionadas con la ejecución de tareas domésticas y el tiempo que demanda el cuidado directo; estos sentimientos la mayoría de las veces tienden a minimizarse frente a la satisfacción que les genera dedicar tiempo para el cuidado sus hijos.
Pues yo me siento bien, a veces me siento cansada, pero yo me siento muy feliz de estar tanto tiempo con mis niñas. EP18_Mujer_Cuidadora_ESE6_P2
En general, bien, pero a veces uno se siente agobiado, como que se cansa, es agotador en algún momento porque ellas se vuelven bastante demandantes de cosas, más que si uno quiere evitar que se sienten a ver televisión, toca tenerlas entretenidas en algo, y a veces eso es bastante agotador. EP13_Mujer_Cuidadora_ESE5_P2
A mí me parece más carga es la responsabilidad del hogar como lavar, cocinar, planchar, me parece lo más desagradecido de este mundo, entonces desde que uno tenga que ver solo con el cuidado del niño no me parece tan difícil, me parece difícil porque me ha tocado tener que ver el hogar en toda su extensión. Me siento agotada, agotada y me estresaba mucho, me estresaba el solo hecho de ver que duré toda la mañana haciendo oficio para que vengan y me rieguen un jugo en el piso o que vengan y me tiren juguetes y no recojan, y sabiendo que no hay empleada, entonces le toca es a uno, entonces, claro, vivo de mal genio. EP33_Mujer_Cuidadora_ESE4_P2
Al comparar el trabajo doméstico con el trabajo de cuidar, se encuentran diferencias en la intensidad y la demanda: el primero implica actividades que pueden ser puntuales, el segundo conlleva una dedicación permanente.
Pues a ratos agota, o sea, no en el sentido de hacer las cosas, por lo menos de preparar el desayuno no es agotador, no lo agota a uno arreglar la casa porque se arregló y listo, lo que lo agotó a uno es estar 100 % pendiente de estar educando a esa persona, no se mueva, no camine, no grite, eso es agotador. Y más cuando ellos no obedecen, entonces peor. EP32_Mujer_Cuidadora_ESE3_P2
Las mujeres establecen estrategias para poder cumplir con la responsabilidad del cuidado y otras que tengan como estudiar o trabajar. Extienden sus jornadas diarias, en el momento que tienen tiempo preparan alimentos para la semana, organizan ropa. Despliegan acciones relacionadas con cumplir las demandas del trabajo doméstico para mitigar el esfuerzo diario de cuidar.
Digamos que es difícil porque a uno le toca ya no hacer solo lo de uno, tiene que levantarse y pensar en el tiempo también de ellos, y eso me implica que me tengo que levantar más temprano y en las noches también, entonces yo, por ejemplo, llego y tengo que alistarlo a él y, claro, ya termino la noche más cansada para empezar a hacer otras cosas de la universidad o del trabajo, entonces es más difícil, me cuesta un poco más de trabajo. Pero el fin de semana lo que yo hago es dejar todo ordenado, como listo lo del desayuno, las loncheras como para que se me faciliten las actividades y sean un poco más rutinarias. EP45_Mujer_Cuidadora_ESE3_P1
Temores frente al cuidado
En materia de preocupaciones, no se encontró relación con la posición social (autonomía); se observó correspondencia con el sexo del cuidador, el estrato socioeconómico y el desempeño de roles. Mientras los padres estaban más temerosos del medio exterior, las madres también lo estaban, pero a su vez manifiestan temores que tienen que ver con el medio doméstico. En las madres, se observaron diferencias significativas por el estrato socioeconómico, de modo que están bastante marcadas las preocupaciones relatadas por mujeres de los estratos 1 y 2 cuando se comparaban con el resto de los estratos.
Las preocupaciones en torno al cuidado están permeadas por los roles y espacios en los que se han desarrollado tradicionalmente las mujeres y los hombres, así como dependen directamente de la edad de los hijos en el momento de la entrevista. En niños pequeños, los temores están dirigidos a los daños físicos, y en adolescentes hacia la influencia de grupos o personas que se perciben como negativas, así como al consumo de sustancias psicoactivas.
En el discurso masculino, la mayoría de los temores se enfocan en los peligros que se divisan en el ámbito público. Así es como aparecen los miedos hacia los compañeros de colegio.
Realmente por el cuidado no tengo ningún tipo de queja, o que me afane, lo único que me preocupa es controlar el tiempo en el colegio, es decir, el colegio y su entorno es lo único que me preocupa, porque uno las deja en el colegio y ahí quedaron, y pues mientras están a mi cuidado o de los familiares están bien, esa parte de no poder controlar lo que pasa en el colegio, qué les dicen, con quiénes hablan, ese pedacito es lo único que sí me preocupa, pero afortunadamente ha pasado el tiempo y no ha pasado nada que sea realmente relevante. EP10_Hombre_Cuidador_ESE4_P3
Les preocupa la gente que pueda vincular a sus hijos a grupos de riesgo y al abuso sexual. También se refieren preocupaciones por ofrecer a los hijos “buenas bases y fundamentos” que les permitan afrontar asertivamente las dificultades futuras.
Naturalmente del cuidado, que no les vaya a pasar nada, me preocupa la gente mala, la gente ociosa. Que vayan a vincularlos a algún tipo de qué se yo, de secta, de grupos, de pandillas, de gremios de estos que empiezan a hacerse daño entre ellos mismos, porque en esos problemas es que está la adolescencia. EP12_Hombre_Cuidador_ESE4_P3
No sé quizá los daños físicos, es muy loco, por un descuido que se caiga a la piscina, que se caiga en la escalera, que días se cayó enfrente mío bajando una escalera, entonces los daños físicos más que todo. EP6_Hombre_Cuidador_ESE3_P3
Los malos vicios, las drogas, porque ahoritica un niño cualquier cosa que le den ellos se vuelven adictos a eso. EP7_Hombre_Cuidador_ESE2_P3
A mí me preocupan mucho las amistades. Me preocupa que, pues, uno en la casa tiende a hacer lo mejor, pero hay personas afuera, los mismos compañeritos, más adelante, ahorita están chiquitos y todavía no, pero que más adelante empiecen a desestabilizar esa formación que uno les da y que de pronto, pero, bueno, le toca a uno trabajar duro en eso para que las bases sean más fuertes. EP22_Hombre_Cuidador_ESE5_P4
Solo un relato de un hombre cuidador a tiempo completo deja entrever el ámbito privado y preocupaciones relacionadas con la salud de sus hijos; estas últimas relacionadas con un antecedente familiar de salud.
Que se me golpeen, que de pronto no haga lo suficiente para que ellos se sientan, o no darles suficientes herramientas por la sobreprotección que les pueda dar, para que sean más sueltos, más independientes, por ejemplo, que el menor aprenda a gatear, que pueda moverse, me da miedo, pues, porque yo tengo un antecedente con mi hija que tuvo un inconveniente físico para caminar, para todo lo demás, que de pronto desde el desconocimiento que uno pueda tener no le brinde suficientes herramientas para que los niños sean niños totalmente, digamos equilibrados a la edad o hagan lo que tengan que hacer según la edad que tienen. EP47_Hombre_Cuidador_ESE4_P2
Ahora, respecto de las mujeres fue común el temor a peligros físicos en materia de niños y al relacionamiento con el medio externo en adolescentes, así como la intervención de terceros en el cuidado de los hijos que los puedan dejar expuestos a situaciones de maltrato. Este temor específico al maltrato por personas cuidadoras subyace a la decisión del cuidado a jornada completa tomada por las mujeres, quienes, según Faur (2014), optan por dedicarse a tiempo completo basadas en el miedo y la inseguridad que les genera el que sus hijos queden bajo la supervisión de “extraños” adentro o afuera del hogar. Se considera la atención intradomiciliaria de niños pequeños como el escenario más idóneo, sobre todo si esta es brindada por miembros de la familia (Batthyány, Genta y Perrotta, 2014, p. 351).
Las amistades, el colegio, porque uno en la casa la controla, pero uno no sabe en el colegio, sus amistades, lo que están pasando en el colegio, el ambiente en el colegio. EP31_Mujer_Cuidadora_ESE2_P3
De pronto tener que dejarlos solos algún día, pues son niños y los niños son curiosos, sobre todo ella que es tan pensante y pues me preocupa que se queden solos en la casa. EP38_Mujer_Cuidadora_ESE4_P3
Ahora con todo lo que uno escucha, que les pase algo, que alguien les vaya a hacer daño, tal vez por eso es que estoy acá, como que trato de que estén más grandes para que se queden con alguien que puedan hablar, decir, porque eso es lo que a mí más me angustia, que les pase algo, porque en general la gente que uno contrata les dan las cosas y eso, de pronto que terminen golpeándolas o algo más, pues ese es mi mayor temor. EP13_Mujer_Cuidadora_ESE5_P2
Valoración sobre el cuidado que ejercen las familias
Ante la indagación de si se consideraba que los hijos estaban “bien cuidados” y las modificaciones que se harían si pudieran cambiar algo en el cuidado de los hijos, se obtuvieron diferencias según el sexo, el estrato socioeconómico y la posición social.
De manera general, todas las mujeres refieren que sus hijos están bien cuidados. En los discursos de las madres de posición 1 y 2 (sin autonomía económica), se encontró el supuesto de que ese estado de bienestar en los cuidados está asociado a que son ellas mismas, o un familiar muy cercano, quienes están ejerciendo las labores de cuidado.
Yo creo que sí están bien cuidadas porque soy yo la que estoy respondiendo y dando la cara, yo soy la que les estoy enseñando lo que a mí me enseñaron en mi casa y siento que tampoco fue tan malo, entonces siento que sí están bien cuidadas porque yo soy la que las superviso 100 %, la que estoy pendiente de todos los cambios de ellas, siempre les pregunto cualquier cosa que hayan pasado en el colegio, ¿qué jugaron?, ¿con quién jugaron?, ¿de qué hablaron? Entonces pienso que por ahora estoy muy pendiente de ellas y ellas también se han acercado a mí, entonces siento que sí están bien cuidadas. EP16_Mujer_Cuidadora_ESE3_P1
Pues esa pregunta yo me la hago constantemente, por ejemplo, en el campo espiritual yo trato de pedirle mucho al Señor y trato de cuestionar mucho acerca de la guía que les doy a las niñas. Pues yo creo que sí, no digamos que superbién cuidadas, que soy la mejor mamá. No. Yo tengo muchos errores y trato de superarlos, siempre se puede mejorar. EP18_Mujer_Cuidadora_ESE6_ P2
Pues sí, yo espero que el tiempo que les estoy dando a futuro yo diga valió la pena, ese es como el ideal suyo, pero que yo diga de pronto si habrá mamás con mejores metodologías y que los niños les funcionen mejor y los niños sean mejores que mis hijos porque van a ver mejores y peores. EP32_ Mujer_Cuidadora_ESE3_P2
Yo creo que sí. Yo me siento 100 % segura de que sean mi mamá y mi suegra que los cuiden cuando yo no esté. O sea, yo creo que no hay mejores manos. EP33_Mujer_Cuidadora_ESE4_P2
Por una parte, las madres de posición social 3 y 4 (con autonomía económica) manifestaron que les gustaría cambiar el tiempo de dedicación a sus hijos para así poder aumentarlo; muchas manifiestan también el deseo de compartir una mejor calidad de tiempo con sus hijos. Se pone nuevamente de manifiesto la conminación a las mujeres a ser “buenas madres”, en que prevalece la dedicación absoluta del tiempo de la madre para garantizar un cuidado de excelente calidad de sus hijos.
Si pudiera cambiar el trabajo, me gustaría dedicarle más tiempo a la niña. EP26_Mujer_Cuidadora_ESE2_P3
Yo le cambiaría como de pronto más tiempo, que uno quiere más tiempo con los hijos, pero entonces debido al trabajo de uno eso es difícil. EP31_Mujer_ Cuidadora_ESE2_P3
Yo cambiaría pues si pudiera regresar el tiempo para que mi hijo el mayor tenga más seguridad y darle la seguridad que ahora está necesitando y dedicarle tiempo. EP39_Mujer_ Cuidadora_ESE3_P3
Pues obviamente uno se da muy duro, no, incluso yo lo que cambiaría sería poder tener más tiempo de calidad con ella, porque cuando llegas a casa estás cansado y tienes que llegar a poner orden, a poner la disciplina que no pusiste, a ordenar, a mandar, a decir, entonces tal vez eso, ¿no?, que existieran más momentos, uno quisiera como dos domingos, el domingo donde tienes que mandarla a arreglar, a hacer, a poner en el puesto, y el domingo para que esas seis horas se vuelvan doce de recreación y juego. EP30_Mujer_ Cuidadora_ESE6_P4
Expresan que el trabajo, si bien es prioritario por los ingresos económicos, se constituye en un obstáculo para el cuidado de sus hijos, pues el tiempo dedicado a compartir con ellos se reduce ostensiblemente de acuerdo con las demandas laborales. Quisieran horarios más flexibles, o menor intensidad laboral.
Les cambiaría más tiempo de nosotros, o sea, para mí lo ideal es que uno pudiera entrar así como entra a las siete u ocho de la mañana pero salir a las tres de la tarde, no a las cinco o seis porque así uno detendría tiempo de gozar con deportes o eso, eso me gustaría para acompañarlos más en actividades como extra del colegio y que yo pudiera estar más con ellos y el papá también, los dos. EP35_Mujer_Cuidadora_ESE5_P4
Yo quisiera no trabajar para cuidar a mis hijos, eso es lo que cambiaría, pero que me siguiera llegando el sueldo. EP23_Mujer_Cuidadora_ESE5_P4
Las mujeres de estratos socioeconómico 1 y 2 y posición 1 manifestaron el anhelo de poder contar con más recursos económicos para así brindar más oportunidades en actividades extracurriculares deportivas, recreativas y culturales.
De pronto poderles brindar más actividades que no sean esporádicas, como deportes, natación, digamos en eso sí cambiaría y si se los pudiera dar cambiaría. EP28_Mujer_ Cuidadora_ESE2_P1
Les daría más gustos, que salir a cine, que salir a piscina, cosas divertidas, que de eso también trata el cuidado; les daría un poquito más de diversidad a la vida, pero también con precaución. EP9_Mujer_ Cuidadora_ESE1_P1
Al igual que en las mujeres, en los hombres predomina la sensación de que sus hijos están bien cuidados y de manera particular la asocian al cuidado intradomiciliario y brindado por madres o familiares.
Sí, sí con la mamá sí. EP1_Hombre_ Cuidador_ESE3_P3
Pues cuando está con nosotros bien cuidado y no sé cuando está con las otras personas cómo él tome las actividades, porque él es muy lanzado. Él es muy suelto, lo primero que vea haciendo lo hace. EP7_Hombre_ Cuidador_ESE2_P3
En relación con los posibles cambios en el cuidado, llama la atención que, mientras la mayoría de las madres enunciaron el anhelo de pasar un poco más de tiempo con sus hijos, solo un padre que es cuidador a tiempo completo refirió este deseo.
Tener un poco más de tiempo para ellos, un poco menos para las cosas de la casa. EP47_Hombre_ Cuidador_ESE4_P2
De manera general, hombres y mujeres consideran que sus hijos están bien cuidados, pues, si no los cuidan ellos directamente, están supervisando el cuidado. En cuanto a lo que modificaría para el cuidado, se encuentra el tiempo como un elemento fundamental para poder dedicarles a las actividades de cuidado, ya sea por el trabajo remunerado, ya sea por el trabajo doméstico que demanda bastante tiempo además del desgaste que implica. En las familias con dificultades económicas, se encontraron elementos asociados a los ingresos económicos, al deseo de contar con mayores recursos para poder ampliar las alternativas de actividades recreativas y lúdicas a sus hijos.
Conflictos o desacuerdos entre las personas que asumen el cuidado
Las actividades propias del cuidado implican tomar decisiones que pueden generar tensiones entre las personas encargadas del cuidado de los niños y de las niñas. Dependiendo de la intensidad de estas tensiones, se pueden generar conflictos que fracturan las relaciones interpersonales entre quienes se encuentran responsables del cuidado.
Para el presente caso, las principales causas que generan desacuerdos son por permisos, por alimentación, por formas de cuidar y por formas de castigar a los niños y a las niñas. Por lo general, entre la madre y el padre se establecen acuerdos ante las solicitudes por parte de los hijos que se encuentran en la adolescencia de permisos o concesiones. Pese a que el hombre interviene a favor o en contra, en este caso, y dado que la mujer es quien está la mayor parte del tiempo en el trabajo de cuidado, es quien finalmente toma la decisión.
Cuestionamiento por formas de cuidar
En las familias, se encuentran diferentes maneras de asumir la responsabilidad del cuidado, los valores, las normas, las pautas de crianza. Allí influyen factores como la edad del padre y de la madre, de los hijos, la presencia de abuelos, los recursos con los que cuenta la familia para el cuidado.
Más que todo, pues, con las abuelas por parte de papá, porque ellos no son tan afectivos con los hijos, ellos uno nunca les escucha decirles hijo te amo, eres el mejor, entonces ellos dicen que por eso es que la niña es muy consentida, que es muy malcriada, pero es porque ellos de pronto tienen una actitud muy chocante con ella. EP24_Mujer_Cuidadora_ESE2_P1
En los casos en que los abuelos participan de manera permanente en el cuidado, experimentan que tienen autoridad en las decisiones y en la forma de cuidar a los nietos, entrando en conflicto con el padre o la madre. La autoridad es la causa principal del conflicto intergeneracional en familias que cuentan con las abuelas y con los abuelos para el cuidado, dado que resulta complejo “pretender hacer coincidir dos culturas generacionales contrapuestas, frecuentemente relacionadas con las diferencias de valores, educación, ética, ideales, etc.” (Roo-Prato, Hamui-Sutton y Fernández-Ortega, 2017, p. 45).
Entre mis suegros y nosotros muchos, porque no permiten que la niña llore, cada vez que la niña llora, él sube y, pues, a mí nunca me ha insultado, pero a mi esposo le dice muchas groserías y le dice que si el único día en que está con la niña y la deja llorar. EP46_Mujer_Cuidadora_ESE3_P1
Con la familia, porque finalmente uno tiene un estilo o quiere tener un estilo de cuidado, de crianza, también de libertades, que digamos los abuelos no quieren o no les parece algo. O digo nos vamos a piscina hoy, no pero hoy no hay sol, o cualquier cosa, la comida, porque no les hace algo más elaborado, entonces yo como que no, algo sencillo, porque no siempre voy a estar metida en la cocina a hacerle un banquete, entonces tienen que aprender a comer sencillo, y cuando estoy con toda la disposición del mundo, pues hago los banquetes. EP27_Mujer_Cuidadora_ESE2_P3
Otra causal de conflictos en el hogar es la diferencia de edades entre los progenitores, pues cada uno tiene costumbres y hábitos que pueden entrar en discusión.
Con mi esposo tenemos un problema, es que él es muy achacado a la antigua, él no colabora, pero quiere que todo esté hecho a la brevedad del tiempo, y yo le digo tampoco, uno no debe ser tampoco el soldado militar, que él ya no soporta muchas cosas, él no soporta que mi hija diga quiero hacerme un arreglo de uñas o que duerman hasta tarde. EP9_Mujer_Cuidadora_ESE1_P1
Las actividades propias del cuidado y la participación y el compromiso asumidas por el padre y la madre pueden generar discusiones, en especial si una de las partes siente sobrecarga en el trabajo de cuidado.
He tratado de disminuirle a ella la carga organizacional. Yo le decía que me dijera qué cosas tiene para hacer y ahora he tratado de ser más proactivo, y si veo cosas pendientes, las trato de hacer. Aunque hay cosas como que no me importan y no las hago, como tender la cama. EP11_Hombre_Cuidador_ESE3_P3
Otro aspecto que se presta para diferencias es el religioso, en especial cuando el padre y la madre tienen creencias diferentes y cada uno pretende inculcarle su credo o costumbres a los hijos.
Ellos son bastante religiosos, incluso a veces son bastante aferrados, como yo no soy religioso. En el aspecto que no soy aferrado, entonces a veces hay algunos roces, pero hemos tratado de mantener las cosas en paralelo. EP12_Hombre_Cuidador_ESE4_P3
Discusión
El cuidado en el ámbito familiar puede entenderse como un asunto de “dependencia y autonomía” (Esquivel et al., 2012, p. 18), dos cuestiones que están determinadas directamente por la edad de los hijos y la estructuración misma de la familia. Cuando se es infante, se requieren mayores atenciones cotidianas relacionadas con la supervivencia, mientras que durante la adolescencia el padre o madre asumen el rol de orientadores y les permiten a los hijos mayores libertades en la toma de decisiones (Faur, 2014). Esto no significa lograr la autonomía, pues en sociedades como la actual, por ejemplo, la entrada de los hijos en el sistema educativo superior se entiende como un tránsito necesario para la independencia y ascenso social, lo cual los lleva en reiteradas ocasiones a postergar su autonomía (Rojas y Linares, 2013, p. 145), perspectiva que marca una diferencia sustancial entre mujeres cuidadoras que ven en la educación de los hijos el recurso de movilidad más valioso, mientras que los hombres tienen un marcado sesgo hacia el éxito económico financiero y en los negocios (Vega y Martínez, 2017).
En las narrativas de los cuidadores participantes, en especial en las mujeres, se expresa una clara preocupación por lograr que los hijos adquieran un comportamiento socialmente aceptado, lo cual puede ser entendido como el éxito o fracaso de su labor de cuidado del grupo familiar, pues, como lo expresan otros autores, existe una gran presión social por los resultados del cuidado en contra de las mujeres (Marín y Ospina, 2015).
En síntesis, podría afirmarse que la familia como institución permite la vinculación de los miembros con la sociedad y, por tanto, garantiza una de sus funciones más tradicionales: “la interiorización de los valores sociales” (Rojas y Linares, 2013, p. 60). Como se descubre en los relatos, se han desarrollado cambios en las formas de comunicación y castigo, que se caracterizan por no recurrir a la agresión física y, aun así, permiten moldear el comportamiento y garantizan el control social, y así lograr mantener una de las funciones tradicionales de la familia, como lo es la socialización primaria.
Además, es importante comprender que el cuidado y las formas de relacionamiento no solo se encuentran determinadas por la edad de los hijos sino también por el sexo (Rivas y Rodríguez, 2008). Esto dado el carácter de la sociedad actual en la que la familia reproduce las relaciones desiguales entre los géneros (González, 1999).
Otro de los cambios identificados en el cuidado se relaciona con brindar protección frente al entorno para garantizar la seguridad personal de niñas y niños (Moreno y Granada, 2014). Vale la pena resaltar que la protección fue más común en el discurso de hombres y mujeres que habitan entre los estratos 4 y 6. Esto responde en gran medida a los cambios en las relaciones con las redes vecinales y los miedos frente a los riesgos que enfrentan los hijos por su vulnerabilidad (Carrasco et al., 2011, p. 27). Igualmente, la corresponsabilidad del cuidado entre el Estado, la sociedad y la familia en el discurso actual ha invisibilizado el ámbito comunitario del cuidado, precisamente donde se gestan y reproducen las marcadas diferencias de género en las labores del cuidado, en especial de la niñez.
Ahora, respecto de los hombres, se perciben cambios a nivel económico principalmente, asociados al rol de proveedor que se asume del padre, ratificando con esto en su discurso posturas tradicionales de la crianza, en la que al hombre se le otorga la responsabilidad económica para la subsistencia (Marín y Ospina, 2015). No obstante, algunos de los entrevistados expresan su interés en trascender de este rol y dedicar tiempo al cuidado.
Muy importante, en este sentido, es resaltar cómo en la actualidad el mayor acceso a la información sobre el desarrollo biopsicosocial de los hijos ha promovido cambios en relación con los cuidados indirectos (Esquivel et al., 2012) o las precondiciones para el cuidado y la gestión del cuidado (Rodríguez y Marzonetto, 2015). Se cuenta con mayor acceso a elementos de estimulación, que se espera garanticen mayor desarrollo de la inteligencia y de las habilidades, y se utilizan desde el periodo de gestación.
Conclusiones
La familia como institución que compone el diamante de cuidado experimenta conflictos, sentimientos y preocupaciones frente al cuidado de los hijos, teniendo que generar cambios en sus vidas para asumir el rol de ser padre o madre en una cultura en que imperan las relaciones desiguales de poder, en que a los hombres se les restringe el afecto y en que se promueve el sustento económico, contrario a las mujeres que siguen a cargo del cuidado directo, así como de proveer afecto.
La dimensión comunitaria del cuidado se ha hecho invisible frente a las responsabilidades de la familia, la intromisión del mercado como articulador y las regulaciones del Estado. Existe, no obstante, un contexto de circulación de valoraciones sobre el cuidado en las relaciones más comunitarias, que regula y reproduce muchos de los viejos cánones de género en el cuidado, en especial de la niñez.
El contexto familiar de la crianza ha cambiado; aunque la esencia de las regulaciones y de las representaciones sociales ha presentado una trasformación lenta y poco significativa, existe evidencia importante sobre nuevas formas de crianza que vislumbran una mejor predisposición de hombres y de mujeres hacia el cuidado. Se evidencia mayor acompañamiento y asesoría a hijos e hijas, en aspectos como la provisión de espacios recreativos y culturales, alimentación, educación, enseñanza y cuidado personal.
De hecho, la tecnología ha ingresado en la escena del cuidado, las familias que cuentan con acceso a información y diversos canales de comunicación, en especial las de mayores ingresos, cuentan con las tecnologías como aliadas, en la medida en que brinda mayor acceso a la información para mejorar el relacionamiento y cuidado de los hijos.
Pero a su vez la tecnología también puede constituirse en riesgo, dado que permite el acceso ilimitado a redes sociales en las que se pueden construir relaciones virtuales, que en algunos casos logran afectar la seguridad de los hijos. Así, la forma de cuidar está influida, entonces, por el acceso a la información, que modifica prácticas de cuidado cambiando necesidades y expectativas de los cuidadores y de las personas que dependen de ello.
A pesar de la diversidad de sentimientos que se evidencia en las mujeres, prevalece en todos los discursos, independiente de la posición y del estrato socioeconómico, el relato de alegría y orgullo que experimentan cuando observan los resultados de los esfuerzos y de los cuidados que se prodigan, en especial los relacionados con la obtención de logros y aprendizajes.
A pesar de la manifestación de alegría, realización y fortaleza que se experimenta al ser madre, algunas mujeres refirieron la presencia de síntomas como estrés, cansancio, fatiga y aburrimiento, asociados a precariedad económica, la cual es más evidente a medida que los hijos crecen y hacen demandas de diferentes tipos.
Los discursos de las mujeres permiten evidenciar la manifestación de las múltiples exigencias sociales a las que se ven abocadas las mujeres desde diferentes aristas, revelándose relatos en los que se experimentan dificultades por la imposibilidad de cumplir a cabalidad múltiples roles: madre, esposa, profesional y trabajadora.
Se encontró un discurso que deja entrever claramente el reconocimiento social de la figura materna como eje básico de la funcionalidad familiar y garante de la proveeduría del cuidado emocional de los hijos, en el que se exteriorizan sentimientos de culpa y responsabilidad frente al desarrollo de problemas emocionales del hijo, relacionados con la ausencia materna en sus primeros años por motivos laborales y académicos.
Por su parte, los hombres refirieron sentirse bien con las actividades de proveeduría que se convierten en una responsabilidad alrededor de sus hijos que son su motivación. Así como las actividades de las mujeres se ven afectadas por el constructo social de maternidad, las de los hombres se asocian al imaginario de paternidad.
En términos generales, el estudio dio cuenta del mantenimiento de las relaciones e instituciones del cuidado a lo largo del tiempo, en especial en las funciones de la reproducción y en los roles asignados socialmente en la familia; no obstante, se producen cambios significativos en la sociedad actual como el mayor peso de asignación a las mujeres, el mayor involucramiento afectivo y social de los hombres y las nuevas formas de relación entre padres e hijos respecto del cuidado.
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1* Artículo de investigación y de desarrollo tecnológico, derivado del proyecto “La organización social del cuidado de la niñez y la adolescencia en Bucaramanga, 2017”, Vicerrectoría de Investigación y Extensión, Código 5006, Universidad Industrial de Santander.
2** Universidad Industrial de Santander, Colombia. Correo electrónico: [email protected]. ORCID: http://orcid.org/0000-0003-1955-0566.
3*** Universidad Santo Tomás, Colombia. Correo electrónico: [email protected]. ORCID: http://orcid.org/0000-0001-5401-4633.
4**** Universidad Industrial de Santander, Colombia. Correo electrónico: [email protected]. ORCID: http://orcid.org/0000-0003-0569-8236
Recibido: 13 de abril de 2018
Evaluado: 10 de julio de 2018
Aceptado: 23 de octubre de 2018
Citar como: Hernández Quirama, A., Linares García, J. y Rojas Betancur, H. M. (2019). Cambios y permanencias en la organización familiar del cuidado. Hallazgos, 16(31), 187-211 Doi: https://doi.org/10.15332/s1794-38 41.2019.0031.08
HALLAZGOS / ISSN: 1794-3841 / e-ISSN: 2422-409X / Vol. 16, n.° 31, ene-jun. 2019 / Bogotá D. C., Colombia / Universidad Santo Tomás / pp. 187-211
Cambios y permanencias en la organización familiar del cuidado
Received: April 13, 2018
Evaluated: July 10, 2018
Accepted: October 23, 2018
Recebido: 13 de abril de 2018
Avaliado: 10 de julho de 2018
Aceito: 23 de outubro de 2018
HALLAZGOS / ISSN: 1794-3841 / e-ISSN: 2422-409X / Vol. 16, n.° 31, ene-jun. 2019 / Bogotá D. C., Colombia / Universidad Santo Tomás / pp. 187-211
Andrea Hernández Quirama, Johana Linares García, Héctor Mauricio Rojas Betancur
Cambios en el cuidado
Resignificación sociohistórica
Significados y
estereotipos de género
Familia y cuidado
Ámbito de actuación
Sentimientos
Temores y valoración
Conflictos y cambios en los cuidadores
Sesgos de género en los cambios